DAÑO CEREBRAL ADQUIRIDO
“Aquellas lesiones de cualquier origen que se producen de forma aguda en las estructuras cerebrales en personas que han nacido sin ningún tipo de daño, y que causan en el individuo un deterioro neurológico permanente respecto a la situación previa, lo que condiciona un menoscabo de su capacidad funcional y de su calidad de vida.”
De esta definición se pueden extraer cuatro criterios que deberían cumplirse para que un caso sea catalogado de Daño Cerebral Adquirido (DCA):
- La lesión afecta a parte o a la totalidad del encéfalo (cerebro, tronco cerebral y cerebelo
- El debut clínico de la lesión es agudo (se produce en un periodo de tiempo de segundos a pocos días)
- Existe una deficiencia como consecuencia de la lesión, que es objetivable a través de la exploración clínica o una prueba diagnóstica
- Esta deficiencia produce un deterioro del funcionamiento y de la calidad de vida de la persona respecto a la situación previa
En su esencia, el daño cerebral adquirido es por tanto un concepto heterogéneo debido a tres aspectos fundamentales:
- Puede deberse a múltiples causas. No tiene una etiología única.
- No se trata de un síndrome clínico definido. La afectación de sistemas funcionales cerebrales puede ser única o múltiple, con grados de gravedad que pueden ser variables en cada uno de ellos.
- La evolución es también variable.
PRINCIPALES CAUSAS DEL DAÑO CEREBRAL ADQUIRIDO
Las causas más frecuentes del Daño Cerebral Adquirido – DCA son los ictus o accidentes cerebrovasculares (ACV) y los traumatismos craneoencefálicos (TCE). Otras posibles etiologías son las anoxias cerebrales, los tumores, las infecciones cerebrales y las alteraciones toxico-metabólicas.
Los ictus son trastornos, más o menos repentinos, del flujo sanguíneo en una región del cerebro que alteran la función de la que es responsable esa área del cerebro. También se los conoce como ictus, embolia, apoplejía, derrame o hemorragia cerebral. Puede deberse a una reducción brusca de la circulación por un taponamiento (ictus isquémico) o a la ruptura de la pared de un vaso sanguíneo (ictus hemorrágico), dejando en cualquiera de los casos un región cerebral sin el aporte de oxígeno y nutrientes necesario.
El Traumatiso Craneoencefálico TCE se define como una afectación del cerebro causado por una fuerza externa que puede producir una disminución o disfunción del nivel de conciencia y que conlleva una alteración de las habilidades cognitivas, físicas y/o emocionales del individuo. Las principales causas son los accidentes de tráfico, laborales o domésticos, las caídas, las agresiones, los atropellos, las prácticas deportivas de riesgo, etc. Los TCE suelen caracterizarse por la formación, en las fases iniciales, de importante edema cerebral y la consecuente pérdida de conciencia o “estado de coma”. La profundidad de la pérdida de conciencia y la duración de la misma son dos de los marcadores principales para establecer la severidad del daño cerebral.
El término hipoxia/ anoxia cerebral hace referencia a una afectación del tejido cerebral debido a una falta de oxígeno, bien sea debido a un paro cardiocirculatorio, bien sea porque se produzca un fallo respiratorio súbito, aunque en general coexisten ambas situaciones. El cerebro es un órgano especialmente vulnerable a la falta de oxígeno, de modo que una disminución del flujo sanguíneo de unos 5-6 minutos produce un daño en el tejido cerebral irreversible. Las principales causas son infartos de miocardio, asfixias, obstrucciones de la vía área o enfermedades que paralicen la musculatura respiratoria.
Existen otras causas que pueden provocar lesiones cerebrales como son los tumores cerebrales, las infecciones o las enfermedades toxico-metabólicas, entre otras. En general, en este tipo de daño cerebral suele producir lesiones focales (afasia, amnesia, agnosia, síndrome frontal,….) donde sólo se lesiona una zona o estructura cerebral. Asimismo también pueden producirse lesiones difusas provocando múltiples deficiencias y afectando a varias áreas cerebrales.
La importancia global de cada una de estas causas viene determinada por su repercusión sociosanitaria. Para estimarla, debemos considerar principalmente tres factores epidemiológicos:
- Su frecuencia global, tanto su incidencia (tasa de casos nuevos por año) como su prevalencia (tasa de casos totales acumulados en un momento dado)
- El perfil de la población afectada (edad, situación laboral, etc.)
- La gravedad de las deficiencias secundarias a la lesión
La repercusión sociosanitaria de cada una de las causas de Daño Cerebral Adquirido será mayor cuanto mayor sea su frecuencia, más joven la población afectada y más graves las deficiencias. No debemos olvidar además que las consecuencias del DCA alcanzan también al entorno del paciente, especialmente a sus familiares por lo que deben ser parte importante del abordaje terapeútico.
EL DAÑO CEREBRAL EN CIFRAS
Dada la heterogeneidad propia del DCA, la dimensión epidemiológica del problema no es fácil de definir. Los datos de la Encuesta de Discapacidad, Autonomía Personal y Situaciones de Dependencia (EDAD) (INE, 2008) nos puedan ofrecer una idea aproximada del problema al que nos enfrentamos.
En España residen 420.064 personas con daño cerebral adquirido. El 78% de estas casos se deben a accidentes cerebrovasculares mientras que el 22% restante corresponde al resto de las causas del Daño Cerebral Adquirido (TCE, anoxias, tumores e infecciones cerebrales).
Al considerar la distribución por edad y sexo, un 52,5% de las personas con DCA son mujeres frente a un 47,5% de varones. Sin embargo, al atender a la edad, la proporción entre hombres y mujeres cambia. Así, en el grupo de edad de 6 a 64 años los varones superan a las mujeres con porcentajes del 57,9% y el 42,1% respectivamente. Los datos por edad indican el peso de las personas de 65 años y más en esta población: representan el 65,03% de las personas con DCA frente a un 34,97% de personas por debajo de esa edad.
Personas con DCA según sexo y tramos de edad (España, 2008). Datos de la encuesta de discapacidad, autonomía personal y situaciones de dependencia. (EDAD, 2008)
Al considerar la distribución por edad y sexo, un 52,5% de las personas con DCA son mujeres frente a un 47,5% de varones. Sin embargo, al atender a la edad, la proporción entre hombres y mujeres cambia. Así, en el grupo de edad de 6 a 64 años los varones superan a las mujeres con porcentajes del 57,9% y el 42,1% respectivamente. Los datos por edad indican el peso de las personas de 65 años y más en esta población: representan el 65,03% de las personas con DCA frente a un 34,97% de personas por debajo de esa edad.
DISCAPACIDAD POR DAÑO CEREBRAL
Los problemas más frecuentes de las personas con Daño Cerebral Adquirido son las deficiencias de movilidad, autocuidado, actividades domésticas, aprendizaje, conocimiento y comunicación.
Discapacidad DCA por accidentes cerebrovasculares
Discapacidad DCA por otras causas
¿CÓMO DEBE SER LA REHABILITACIÓN DE LAS PERSONAS CON DAÑO CEREBRAL?
Sufrir un daño cerebral grave supone una situación crítica para la vida de quien lo padece. La atención urgente y la posterior estabilización clínica van a ser vitales para el paciente. Diariamente los centros hospitalarios y sus profesionales hacen una gran labor trabajando para salvar la vida de muchas personas que desgraciadamente han sufrido un daño cerebral.
Durante un tiempo que variará en función de la gravedad de la lesión y las complicaciones secundarias el paciente requerirá permanecer en un centro hospitalario de agudos para lograr la estabilidad clínica. Cuando ésta se consigue se procede al alta y el paciente y su familia se enfrentan con la dura realidad de la pérdida de capacidades que ha dejado la lesión . Es el momento de centrar los esfuerzos en la rehabilitación, porque como nos recuerda FEDACE:
UNA VIDA SALVADA MERECE SER VIVIDA.
La rehabilitación del Daño Cerebral Adquirido debe ser:
- Temprana: Es importante comenzar la rehabilitación de forma precoz, lo antes posible tras la estabilización clínica.
- Individualizada: Pensando en las características y necesidades de cada paciente con objetivos personalizados.
- Intensiva: Con un ritmo de trabajo que se ajuste a las capacidades del paciente.
- Multidisciplinar, porque las secuelas neurológicas son variadas y precisan la intervención de diferentes profesionales que trabajen de forma coordinada para dar una respuesta global y concreta pensando en el paciente.
Con esta filosofía de trabajo hace ya más de veinte años comenzó su andadura IRENEA. Desde entonces el servicio trabaja para atender a todos estos pacientes lo antes posible para que puedan volver a su entorno de la mejor forma, con calidad de vida.
Y, como todos los pacientes no son iguales ni tienen las mismas dificultades en IRENEA ofrecemos dos tipos de tratamientos:
- Ingreso hospitalario
- Tratamiento ambulatorio
TRATAMIENTO HOSPITALARIO DEL DAÑO CEREBRAL
Entre otras, las ventajas que tiene un paciente que necesita un tratamiento con ingreso hospitalario son:
La rehabilitación del Daño Cerebral Adquirido debe ser:
- Contar con los recursos del hospital, citados anteriormente, nos permite iniciar la rehabilitación de forma temprana, aún cuando el paciente todavía requiere de atención médica y cuidados de enfermería (ajuste de medicación, pruebas complementarias, prevención y tratamiento de complicaciones secundarias, curas y prevención de úlceras, sondajes…).
- En IRENEA la rehabilitación del paciente es la prioridad y el centro de nuestro trabajo y, en un entorno hospitalario es sencillo compaginar la atención de su estado de salud con la rehabilitación, ya que evita el peregrinaje continuo de un especialista a otro al que a menudo se ven sometidos estos pacientes.
- El tratamiento hospitalario es intensivo al rehabilitar en horario de mañana y tarde evitando los desplazamientos.Permanecer en el hospital contribuye a que la rehabilitación sea un proceso continuo y permite que, conforme el paciente aumenta sus capacidades, podamos entrenar cómodamente todas las actividades de la vida diaria: control de esfínteres, aseo, alimentación, vestido…
- Durante la estancia en el hospital se trabaja con el paciente para minimizar las secuelas e intentar alcanzar el máximo grado de funcionalidad. Para lograrlo, desde el ingreso se valora su situación y se establecen objetivos individualizados y prioridades de trabajo en función de la afectación, para ir ampliándolos conforme a la evolución.
Este tiempo fuera del domicilio permite, además de incrementar su autonomía, adaptar la vivienda según sus necesidades y preparar al entorno socio-familiar para facilitar la vuelta a casa. Porque el daño cerebral supone un punto de inflexión no solo para el paciente, su entorno más cercano, y especialmente la familia, va a precisar de un cambio de roles y un ajuste emocional a la nueva situación. Por este motivo, la formación y el apoyo a las familias son esenciales dentro del tratamiento, para que entiendan los cambios y limitaciones que presenta el paciente y aprendan a manejar las situaciones nuevas a las que se van a enfrentar como cuidadores, va a facilitarles el camino y contribuirá a mejorar la convivencia.
Los perfiles que más se benefician de esta modalidad de tratamiento suelen ser:
- Pacientes relativamente agudos que han alcanzado la estabilidad clínica pero todavía precisan de cuidados médicos.
- Pacientes grandes dependientes que necesitan adaptación del entorno y preparación de los familiares para ocuparse de ellos.
- Y los afectados que, por su situación cognitiva, física o conductual resultan difíciles de manejar en casa.
Cuando se alcanzan los objetivos propuestos para la fase de hospitalización se trabaja con el paciente para facilitar la integración en el domicilio y acabar la rehabilitación en régimen ambulatorio.
BENEFICIOS DE LA REHABILITACIÓN DEL DAÑO CEREBRAL ADQUIRIDO
Los beneficios que desde el punto de vista económico suponen la puesta en marcha e inclusión de las personas que han sufrido un Daño Cerebral Adquirido (DCA) de cualquier etiología en programas de rehabilitación precoces, intensivos, específicos y prolongados han sido demostrados tanto en fases iniciales de la enfermedad como en fases tardías.
En fases agudas de la enfermedad, se ha estimado que la inclusión precoz en programas de rehabilitación reduce los tiempos de estancia hospitalaria, con el consecuente abaratamiento de costes que ello supone, estimado en torno a 40.000 € por persona.
En periodos de atención más crónicos, los programas de rehabilitación han demostrado un aumento en la tasa de reinserción familiar y laboral en los pacientes más leves y una reducción en la necesidad de cuidados, especialmente en los pacientes más graves. Respecto a la necesidad de cuidados especializados, se ha comparado el coste y el beneficio de rehabilitar estos pacientes en programas específicos de rehabilitación o sin estos beneficios.
De acuerdo a estos estudios, aunque globalmente estos programas son costosos, el gasto suele amortizarse considerando la esperanza de vida de estos pacientes, de manera que en términos de coste eficacia resultan claramente superiores a tratamientos no específicos. Los beneficios en términos de coste de los diferentes tratamientos abarcan tanto la esfera motora como la cognitivaconductual.