La personalidad es el conjunto de características o patrones que definen a una persona. Es decir, los pensamientos, sentimientos, actitudes, hábitos y la conducta de cada individuo, que de manera muy particular, hacen que cada persona sea diferente a las demás. Este patrón característico persiste a lo largo de toda su vida a través de diferentes situaciones. Tras una lesión cerebral podemos observar una alteración o cambio en la personalidad de la persona afectada, bien sea porque aparecen conductas/comportamientos nuevos, que antes no eran propios de él, o bien porque se produce una “agudización” de sus rasgos de personalidad previos. Estas alteraciones de la personalidad se deben a una afectación de las estructuras y funciones del cerebro.
Principales alteraciones conductuales tras el daño cerebral
Que el paciente presente un tipo de alteraciones u otras va a depender de múltiples factores como son el tipo de lesión, su magnitud, su localización, las características previas de personalidad del sujeto e incluso el entorno familiar y social que puede contribuir a perpetuar e incluso aumentar el problema con una actitud y comportamiento inadecuado. Las alteraciones conductuales son respuestas inadecuadas que se producen por EXCESO o por DEFECTO. A modo ilustrativo os presentamos este cuadro con las principales alteraciones conductuales derivadas de una lesión cerebral:
Alteraciones por exceso
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- Impaciencia
- Irritabilidad
- Agresividad
- Infantilismo
- Cambios de humor
- Desinhibición social/sexual
- Rigidez mental
- Impulsividad
- Llamadas de atención
- Verborrea
Alteraciones por defecto
- Falta de control de impulsos
- Escasa iniciativa
- Apatía
- Falta de espontaneidad
- Indiferencia
- Aplanamiento afectivo
- Escasa tolerancia a la frustración
- Impersistencia
- Escasa conciencia de enfermedad
Sin embargo, en muchos casos el cambio de personalidad puede ser más sutil y caracterizarse por una reducción de las habilidades sociales. En este caso el paciente tiene dificultades para comprender qué piensan y sienten otros, muestra escasa empatía, falta de capacidad crítica, juicio social defectuoso, etc. Las alteraciones del funcionamiento “social” constituyen una de las consecuencias a largo plazo más comunes e incapacitantes después de una lesión cerebral, limitando las posibilidades de una adecuada reinserción familiar, laboral y/o social.
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