Cuando la inteligencia aparece en el homínido, surge un animal increíble por su capacidad racional y social, emocional y comunicativa, cultural y espiritual, ética y estética. Todo ello es lo que nos diferencia de los demás animales y sobre todo de la capacidad de autoconciencia, que nos permite conocer nuestros recursos y emociones, así como reflexionar, aprender de la experiencia, reconocer y corregir nuestros errores.
En ocasiones se dice, que somos animales de costumbres, pero ¿qué sucede cuando nos enfrentamos a una tarea novedosa? Será entonces cuando se activen los mecanismos cerebrales para el desarrollo de un plan cuyo objetivo es anterior a su ejecución, es decir las Funciones Ejecutivas, dichas actividades mentales son necesarias para poner en marcha, integrar, organizar y manejar otras funciones así como para medir las consecuencias de las acciones y planear resultados.
En esta línea, C. Mateer refiere los siguientes componentes de las funciones ejecutivas: dirección de la atención, reconocimiento de las prioridades, formulación de la intención, plan de consecución, ejecución del plan y por último el reconocimiento del logro. Y es que por pequeña o sencilla que parezca una conducta no está libre de la anticipación, la elección de objetivos, la planificación, el inicio, la consecución , valoración y corrección autorreguladora.
Las Funciones Ejecutivas se desarrollan con la influencia del componente emocional, éste juega un papel esencial en las fases descritas anteriormente, dicho papel tiene una doble cara, ya que primero nos informa acerca de nosotros mismos, del estado de nuestro organismo, de nuestro ánimo en confrontación con la realidad, y en segundo lugar nos transfiere una respuesta determinada a la emoción sentida. Este análisis emocional y respuesta comportamental pueden ser adecuadas y beneficiosas para la consecución de metas y logros, o por el contrario pueden interferir y convertir todo el proceso en una tarea carente de lógica, utilidad y eficiencia. Así pues, convendrá evaluar primero la emoción y reacción, y decidir después si continuar, modular o bloquear la respuesta generada.
Parece ser, que el cerebro humano tiene la capacidad de anticipar el futuro, prever las consecuencias beneficiosas o negativas de las acciones, de actuar en un mundo social, de autoconocerse, autorregularse, de controlar la propia existencia, de conocer y empatizar con los demás.
Al igual que nuestros congéneres, nacemos, crecemos, nos reproducimos y morimos, sentimos apetitos, deseos y necesidades orgánicas pero sin embargo nos diferenciamos y, como dijo Chesterton, es verdad que el hombre se parece a los animales, pero esa semejanza sólo puede verla él.
Así es el hombre, inquieto y ingenioso, capaz de crear, de inventar y resolver, capaz de adaptarse a lo novedoso e inesperado, emocional, sensible y afectivo… Es el ser humano el objetivo e inquietud del equipo del Servicio de Neurorrehabilitación de Hospitales VITHAS, para él trabajamos, su bienestar y superación es nuestro anhelo, apostamos por las personas que ante las dificultades optan por el esfuerzo y empeño por salir adelante, escuchando, acompañando y guiándolas en su rehabilitación, en su reto diario frente a la enfermedad, frente al Daño Cerebral, porque creemos en el hombre y en su inmensa capacidad y voluntad.
Si tienes alguna duda o consulta sobre éste y otro tema relacionado con el daño cerebral, no dudes en contactar con cualquiera de los centros del Instituto de Rehabilitación Neurológica de Hospitales VITHAS.