En el presente post analizaremos los síntomas que aparecen en algunos de nuestros pacientes que han sufrido un traumatismo craneoencefálico severo o una anoxia, en forma de “tormenta paroxística” no epiléptica. Son las llamadas CRISIS DISAUTONÓMICAS o crisis disinérgicas. Aparecen incluso cuando el paciente ya se ha estabilizado hemodinámicamente.
Se trata de un tipo de crisis con taquicardia (pulsaciones cardiacas superiores a 100 latidos por minuto), hipertensión arterial, taquipnea (respiración superficial, con fatiga), sudoración (en forma de gotas gordas en la frente y por el cuerpo, es muy característico cómo los pacientes “mojan” toda la camiseta o el pijama en pocos segundos), salivación excesiva, miadriasis (pupilas dilatadas), postura en decorticación o descerebración, contracción de los folículos pilosos (“piel de gallina”) y rigidez muscular, en algunos casos hasta llegar a aparecer opistótonos (postura patológica en la que el paciente sólo toca la camilla con sus pies y su cabeza, su cuerpo se pone completamente rígido y “se levanta”). En cada paciente aparecen algunos síntomas solamente y en otros todos juntos.
No existe en el cerebro una zona responsable que provoque dichas crisis
Así, en la neuroimagen (TAC) no aparece la misma zona dañada en todos los pacientes con crisis disautonómicas. Sí se relacionó mayormente con la presencia de lesión axonal difusa, y lesiones difusas en general, y con hipoxia en el tejido cerebral (disminución del flujo de oxígeno). Suelen desaparecer a los seis meses de la lesión. Y además, la evolución y el pronóstico de los pacientes, no cambia así estén o no presentes.
Estas crisis aparecen en muchos de nuestros pacientes en Estado de Vigilia sin Respuesta, por traumatismo craneoencefálico o anoxia cerebral. No suele ser frecuente que aparezcan en un paciente en Estado de Mínima Conciencia.
Suponen una descarga en forma de crisis con síntomas de hiperactividad del sistema nervioso simpático. El sistema nervioso simpático es el encargado de las respuestas de alerta de nuestro organismo ante el entorno. Su neurotransmisor fundamental es la noradrenalina. Así, si nos encontramos ante un peligro o situación estresante, por ejemplo, cruzar una avenida sin semáforos, encontrarnos ante un animal o situación peligrosa, todo nuestro cuerpo, en cuestión de milisegundos empieza a presentar aumento del pulso cardiaco y de la frecuencia respiratoria, se pone de “piel de gallina”, abre las pupilas, etc. Es como una especie de “preparación” por si tuviéramos que huir, que salir corriendo.
En nuestros pacientes aparecen incluso sin la presencia de estímulos del entorno que los desencadenen.
Es muy importante tratarlas e intentar controlarlas. Provocan un aumento del metabolismo basal del paciente de hasta el 100 o 200%, es decir, un adelgazamiento importante. Además en casos extremos, el corazón sufre y aumenta la presión intracraneal. El sistema inmunológico también puede llegar a afectarse.
En nuestro Servicio, tenemos un protocolo específico de tratamiento farmacológico, elaborado a partir de un riguroso repaso de toda la literatura científica acerca del tema. Por nuestra experiencia, en la medida en que el paciente va estabilizando dichas crisis, empiezan a aparecer más respuestas neurológicas.
Si quieres más información, no dudes en contactar con cualquier de nuestros centros de daño cerebral.