Una complicación frecuente tras una lesión cerebral son las llamadas crisis disinérgicas, también conocidas como disautonomía, síndrome de desregulación central, síndrome de disfunción autonómica o crisis diencefálicas. Como ya contamos en un post anterior sobre este tema, consisten en episodios de sudoración, hipertensión arterial, taquicardia y aumento de la temperatura, a veces asociados a posturas extensoras en pacientes que han sufrido una lesión cerebral.
Hoy queremos volver a abordar este tema que afecta a un 15 a 30% de los pacientes que han sufrido un traumatismo craneoencefálico grave, para que tengáis esta pequeña píldora informativa con su definición, diagnóstico y tratamiento, de una forma clara y concreta.
Síntomas:
La crisis disinérgica es común en lesiones cerebrales profundas o extensas, sobre todo en pacientes jóvenes. El inicio de los síntomas puede ocurrir horas o meses después de la lesión. Los episodios varían en intensidad y duración y pueden estar relacionados con algunos desencadenantes como la hipertensión intracraneal, úlceras por presión o infecciones, o simplemente el bañar al paciente o aspirar secreciones.
El sistema nervioso autónomo, es el que controla las funciones viscerales del cuerpo, es involuntario. Transmite impulsos desde el sistema nervioso central hacia los órganos periféricos, controlando la frecuencia cardíaca, la contracción y relajación del músculo liso, la contracción y dilatación de los vasos sanguíneos, el tamaño pupilar, y la secreción de glándulas. Tras determinadas circunstancias, como una lesión cerebral o medular, se produce una reacción anormal y exagerada del sistema nervioso involuntario a la estimulación.
Diagnóstico:
El diagnóstico se realiza por exclusión de otras patologías: infecciones, epilepsia, edema o sangrado intracraneal… Es importante el diagnóstico precoz para poder iniciar cuanto antes el tratamiento, ya que pueden aumentar la lesión cerebral secundaria y aumentar los requerimientos energéticos.
Tratamiento:
El objetivo de tratamiento es disminuir la frecuencia cardíaca y la intensidad de los episodios con distintos fármacos como betabloqueantes, gabapentina, baclofeno o benzodiacepinas.
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