Cada seis segundos fallece alguien en el mundo a causa de un ictus y se calcula que una de cada seis personas sufrirá uno. El ictus es un accidente cerebrovascular que se produce cuando el cerebro deja de recibir el flujo sanguíneo, produciendo la muerte o secuelas que requerirán rehabilitación por parte de profesionales. Y, valorando la importancia de una actuación temprana y lo devastadora que es esta enfermedad, ¿cuál es la esperanza de vida tras un ictus?
Como en todas las enfermedades, la detección temprana influye en una mejor situación para el paciente. Pero, en el caso de un ictus, es aún más importante una rápida actuación. De hecho, según un estudio de la Universidad de Melbourne, adelantar un minuto la terapia se traduce en 1,8 días de vida saludable. Cada 15 minutos de retraso en la administración de un medicamento anticoagulante tras un accidente cerebrovascular roba a los supervivientes alrededor de un mes de vida sin discapacidad, según calcula un nuevo estudio que se publica en la revista Stroke: Journal of the American Heart Association.
Esperanza de vida tras un ictus
Con respecto a la esperanza de vida tras un ictus, debemos de tener en consideración la variable de la edad de las personas que lo sufren. De hecho, un 75% de los ictus afectan a personas mayores de 65 años. Poniendo la lupa en esta franja de edad, un 41,5% de los casos dejan secuelas de dependencia moderada en los pacientes y un 16% fallecen antes de un año, según un estudio del IDIAP (Instituto Universitario de Investigación en Atención Primaria Jordi Gol).
Las conclusiones del estudio indican que entre los 75 y los 84 años se concentra la frecuencia más elevada de sufrir un ictus. El número de casos es similar entre hombres y mujeres en todos los grupos de edad. Ahora bien, a partir del período de 75 años bajan los casos en los hombres mientras que en las mujeres se incrementan.
Dicho estudio también refleja que la hipertensión arterial no solo representa el factor de riesgo cardiovascular más prevalente, sino que también es el que se asocia a mayor riesgo relativo (se multiplica por ocho) de sufrir un primer episodio de ictus, seguido por la fibrilación auricular (se multiplica por seis).
Ictus + otra enfermedad crónica, mala combinación
Otro aspecto interesante a destacar dentro de la esperanza de vida tras un ictus son las enfermedades crónicas que tiene la persona. Un análisis realizado por la Universidad de Cambridge que incluyó a cerca de 1,2 millones de individuos, concluyó que la mortalidad asociada con antecedentes de diabetes, accidente cerebrovascular o ataque al corazón fue similar para cada trastorno y el riesgo de muerte aumentó sustancialmente con cada enfermedad adicional que tenía un paciente.
La recuperación del ictus después de los 65 es posible y duradera
En el estudio que realizamos ya os comentamos en un post anterior sobre la recuperación del ictus en personas de más de 65 años que realizamos a 106 pacientes, nuestros resultados concordaron con otros estudios que muestran un periodo de rápida recuperación inicial después de un ictus, seguido de un periodo de recuperación mas lenta pero sostenida que puede prolongarse muchos meses después, especialmente si se mantiene un programa de rehabilitación adecuado.
Rehabilitación adecuada del ictus
Una rehabilitación adecuada debe iniciarse desde el primer momento con un tratamiento neurorrehabilitador específico para las alteraciones cognitivo-conductuales citadas, con pautas individualizadas para el déficit atencional, la memoria y la heminegligencia, con un trabajo neuropsicológico especializado orientado a ello.
Además, consideramos imprescindible en una rehabilitación eficaz del ictus apoyarse en el área médica con la farmacología para ayudar al déficit atencional, al enlentecimiento en el procesamiento de la información y a la parte más puramente conductual.
También, consideramos primordial establecer un programa de trabajo fisioterápico específico buscando que la persona inicie la activación de todo el hemicuerpo parético. Así poco a poco irá ganando rangos de movilidad que deberá ir unido a un trabajo funcional y ocupacional, de manera que la persona recupere su autonomía progresivamente. Sin olvidar el trabajo por parte del área de logopedia que se encarga de valorar y tratar la existencia de alteraciones en la deglución y las dificultades del lenguaje.
Nuevas tecnologías aplicadas a la rehabilitación del ictus
En los centros de IRENEA todo este proceso de recuperación lo apoyamos con la tecnología más novedosa en neurorrehabilitación. A nivel motor disponemos de tecnología robótica para la recuperación de la movilidad del brazo y para poder mejorar la capacidad de caminar contamos con el robot lokomat. Asimismo, hacemos uso de estimulación eléctrica transcraneal y electoestimulación para los problemas de deglución y disponemos de herramientas de realidad virtual para rehabilitar el equilibro, la movilidad de la mano y las funciones cognitivas.