Como hemos visto en anteriores post el daño cerebral puede tener diversas causas y entre ellas el traumatismo craneoencefálico (TCE) es la principal causa de muerte y discapacidad en menores de 45 años . Entre los TCE los accidentes deportivos suponen un 5% del total .
Hoy dos de nuestros pacientes quieren compartir con nosotros su experiencia para darnos a conocer la otra cara del deporte de riesgo y un mensaje de esperanza a través del esfuerzo y las ganas de superación.
Ana
Ana a los 25 años sufrió una precipitación, mientras practicaba escalada, con TCE y politraumatismo. Ella misma nos lo cuenta:
“Deportes de riesgo se conocen como las actividades deportivas que comportan una real o aparente peligrosidad por las condiciones difíciles o extremas en las que se practican.
A continuación de esta escueta descripción, te hablan de la adrenalina que liberas realizando alguna de estas actividades y los muchos beneficios personales que te aportan. La verdad es que suena una buena oferta de experiencias garantizadas. El adjetivo que lo describe es riesgo, pero quizás valga la pena. Es lo que pensé, cuando un día se me ofreció la posibilidad de hacer barranquismo.
Yo previamente había tenido contacto con la escalada, pero unos amigos se iniciaban en el mundo del barranquismo y me lo quisieron dar a conocer. No lo pensé detenidamente y fui a pasar una buena mañana al Barranc del Soler de Alcoy, sin sospechar ni por un momento, lo que podía pasarme yendo con personas no experimentadas. Me ataron, o me até mal a la cuerda, a día de hoy sigo sin saberlo, porque no lo recuerdo.
Entonces conocí el verdadero significado de Deporte de Riesgo. Nadie me había hablado de lo que era un traumatismo craneoencefálico, nadie me comentó que consecuencias tenía un daño cerebral adquirido.
El 5 de Octubre de 2012 me lo presentaron por sorpresa y la verdad es que no fue un encuentro muy agradable. Yo estaba preparándome unas oposiciones para ser matrona. Pero ese día mi memoria, mi atención y mis procesos de aprendizaje se quedaron clavados en la roca. Fue difícil asimilarlo, porque sentí que parte de mí se había desprendido y la labilidad emocional, propia del daño cerebral, me hacía dramatizar todavía más la situación.
A día de hoy creo que todo forma parte de una larga pesadilla. Gracias a la ayuda de la rehabilitación y sobretodo a las ganas de seguir hacia delante, me permiten contar esto como si de un mero recuerdo se tratara”.
Ramón
Esta es la experiencia de Ramón que con 32 años sufrió un accidente mientras realizaba montañismo:
“Tuve un accidente haciendo la maniobra de rappel el 15 de Abril del 2012 en la sierra de Monserrat, en la provincia de Barcelona. Fue una caída de unos 25 metros aproximadamente. Sufrí un politraumatismo con múltiples fracturas por todo el cuerpo. El accidente me dejó en estado de coma. Estado en el que permanecí durante mes y medio. Los primeros momentos tras el accidente fueron muy duros porque mis familiares no sabían como se iba a solucionar el problema. Además, los primeros pronósticos médicos eran poco esperanzadores. Aparte de todas las fracturas tenía otro tipo de lesión. Sufría un daño cerebral ocasionado por el movimiento al que es sometido el cerebro en el interior del cráneo. Este movimiento se produce por una fuerte aceleración y frenado brusco de la cabeza.
Por suerte, y gracias a los médicos fui saliendo del estado crítico en el que me encontraba. Pero no volvía a recuperar mi consciencia al 100%.
En agosto, como mi estado médico lo permitia, decidimos trasladarnos al Hospital VITHAS Aguas Vivas. Al servicio especializado de daño cerebral. En este centro empecé mi rehabilitación en régimen de ingresado. A mi llegada todavía me encontraba en amnesia post-traumática. Mi estado hizo que tuviese las visitas restringidas por indicación de los terapeutas. Poco a poco me fui recuperando de ese estado en el que me encontraba un poco alterado a veces, hablando en voz alta e insultando a la gente sin ser esa mi intención. Gracias al trabajo de los fisioterapeutas fui recuperando la movilidad hasta el punto de dejar de lado a mi compañera de muchos meses, la silla de ruedas. Llegado al punto de sentir los progresos físicos y cognitivos, junto al muy importante apoyo de la familia, tuve la valentía de decidir que mi situación no podía quedar así. Tenía la obligación conmigo mismo de trabajar duro por una recuperación, teniendo siempre presente que es un camino muy largo en el que juega un papel muy importante la paciencia, porque esa mejoría va a su propio ritmo, a veces un poco lenta para lo que sería nuestro gusto. Apoyo familiar, trabajo y paciencia”.
Ellos han iniciado la aventura de la rehabilitación y la superación diaria y agradecemos que hayan querido compartir su experiencia con todos nosotros y como ellos nos recuerdan tened presente siempre que:
INVERTIR EN SEGURIDAD ES INVERTIR EN VIDA