¿Cuáles son los principales déficits que aparecen cuando acontece un ictus en el hemisferio cerebral derecho e izquierdo, teniendo en cuenta los grandes campos de deficiencias físicas, cognitivas y conductuales en el daño cerebral adquirido?
Ictus en hemisferio derecho
Secuelas cognitivas
Empezaremos enumerando las secuelas cognitivas, ya que en los ictus de hemisferio derecho implican al resto de secuelas, físicas y conductuales.
El primer déficit cognitivo a tener en cuenta tiene que ver con el nivel de conciencia y la fatiga mental, a la que seguirá la atención. A nivel atencional podrán verse afectados los procesos más básicos y aparecerá la negligencia espacial sensorial izquierda o heminegligencia izquierda.
En nuestro blog la hemos abordado en múltiples ocasiones y sabemos que se caracteriza por un déficit de atención de la parte izquierda del mundo, de manera que el paciente es incapaz de orientarse o atender a los estímulos que provienen de su lado izquierdo, ya sean visuales, auditivos, sensoriales, etc., o bien lo hace de manera deficiente.
La heminegligencia implica que la persona responda de una manera muy ineficaz tanto a los estímulos externos como a los internos, por ejemplo de posición de su propio cuerpo, dejando muchas veces “olvidadas” o “caídas” partes del cuerpo izquierdo. Además de la heminegligencia, aparecen característicamente alteraciones en el resto de procesos atencionales, fatiga mental y un enlentecimiento mental o para procesar la información, que podrán ser más o menos severas dependiendo de la zona en donde se ubica la lesión y la magnitud de la misma. Los déficits en memoria y en las funciones ejecutivas también suelen ser notables.
Secuelas físicas
Las principales secuelas físicas se resumen en la alteración en la movilidad del hemicuerpo contrario a la lesión, en este caso el hemicuerpo izquierdo, y de la sensibilidad del mismo lado, unida a la “heminatención” o falta de atención por la heminegligencia de dicho hemicuerpo, que supone una desestructuración del esquema corporal a nivel cerebral.
Secuelas conductuales
En cuanto a las secuelas conductuales, las más características suelen ser las alteraciones en cuanto al enlentecimiento psicomotriz (“como si todo su mundo funcionara más lento”), y a la desinhibición y la apatía.
Por todo esto, hay que tratar al paciente de manera integral
Hay que iniciar desde el primer momento tratamiento neurorrehabilitador específico para las alteraciones cognitivo-conductuales citadas, desde terapia cognitiva, con pautas individualizadas para el déficit atencional y la heminegligencia, hasta un trabajo neuropsicológico especializado orientado a ello.
Siempre nos apoyaremos en el área médica con la farmacología, que puede ayudar al déficit atencional, al enlentecimiento en el procesamiento de la información y a la parte más puramente conductual.
También, habrá que establecer un programa de trabajo fisioterápico específico buscando que la persona inicie la activación de todo el hemicuerpo parético y, poco a poco, vaya ganando rangos de movilidad. Al igual que un trabajo funcional y ocupacional, de manera que la persona recupere su autonomía progresivamente. Por último, comentar que el área de logopedia se encargará de valorar y tratar la existencia de alteraciones en la deglución, en la hemicara izquierda y en la articulación de las palabras (disartria).
Y siempre, hay que tener en cuenta el asesoramiento a la familia del paciente, con pautas cognitivas, de alimentación, movilidad y de conducta específicas. En nuestro plan de atención integral a las familias buscamos que la familia conozca de manera específica cada una de las alteraciones y déficits que el paciente presenta, ya que la familia es una herramienta fundamental en el proceso neurorrehabilitador y necesaria en el establecimiento de nuevas pautas.
Ictus en hemisferio izquierdo
El hemisferio cerebral izquierdo es el hemisferio dominante en un 95% de la población, implicando a un 98% de las personas diestras y a un 70% de las personas zurdas, y tiene alojadas las áreas neurológicas encargadas del lenguaje.
Trastorno del lenguaje
El trastorno del lenguaje debido a un ictus se denomina afasia. En nuestro blog, puedes encontrar múltiples post que explican detalladamente los diferentes tipos de afasia que existen y su tratamiento. A grandes rasgos, el trastorno en el lenguaje puede englobar: la expresión del lenguaje (afasia motora), la comprensión del lenguaje (afasia sensitiva), ambas dimensiones (afasia global), la incapacidad para denominar (afasia anómica) y la que aparece para producir frases con normalidad y de más de cuatro o cinco palabras (afasia de conducción).
Es importante diagnosticar el tipo de alteración lingüística que presenta el paciente para establecer el tratamiento logopédico rehabilitador más apropiado, con el objetivo de lograr la mayor independencia funcional comunicativa posible.
Alteraciones cognitivas
Además del lenguaje, una persona con un ictus en el hemisferio cerebral izquierdo, tendrá otras alteraciones cognitivas. Dependiendo de la gravedad y la magnitud del ictus, aparecerán en mayor o menor medida alteraciones en la orientación, en la atención y en el resto de funciones neuropsicológicas.
Alteraciones físicas, motoras y sensitivas
A nivel motor y sensitivo, el hemicuerpo que se ve afectado es el derecho. Dependiendo de la severidad del ictus, la persona presentará un nivel funcional físico, motor y sensitivo, determinado. Desde fisioterapia se le valora y diagnostica en un primer momento para establecer el tratamiento rehabilitador apropiado, con el objetivo de lograr la mayor autonomía posible partiendo del nivel en el que se encuentre. Es importante trabajar también a nivel ocupacional desde el principio el cambio de dominancia manual, para poder acceder a que la persona adquiera autonomía en su vida diaria con el miembro superior izquierdo (ya que la gran mayoría de la población suele ser diestra, un 95% aproximadamente) para sus actividades básicas (autocuidado, higiene personal, etc).
Alteraciones de conducta
Las alteración de conducta más común en los pacientes afásicos es la labilidad. La labilidad es una entidad conductual que se compone de inestabilidad emocional (a veces encontramos a la persona eufórica, y a veces muy triste, con una gran expresividad y explosividad emocional para ambos estados), irritabilidad e impaciencia, y poca tolerancia a la frustración. Es importante tratarla prontamente, porque mucha emocionalidad limita en la mayoría de los casos la mejoría cognitiva, física y lingüística. El tratamiento es farmacológico y neuropsicológico, con medicación psicotropa adecuada e individualizada y con pautas de conducta, que buscan que la conducta alterada sea cada vez menos frecuente y que, cuando aparezca, se pueda realizar un manejo adecuado por parte de la familia y del mismo paciente.
Así pues, realizar una rehabilitación multidisciplinar e individualizada, con el objetivo de que la persona alcance el mayor grado de autonomía, cobra especial importancia tras sufrir un ictus en el hemisferio cerebral izquierdo.