Cada 6 minutos se produce un Ictus en España y la mayoría de los pacientes relatan que mientras les sucede no saben lo que les está sucediendo y acto seguido la familia adquiere un papel primordial.
Siempre que se habla de Ictus suele ser desde una perspectiva de enfermedad y tratamiento, pero su alcance es mucho mayor y no solo afecta al paciente, sino que es una situación que envuelve a todo su entorno.
Como ya comentamos en un post anterior: “el ictus desborda el concepto tradicional de enfermedad, entendido como alteración grave de la salud de la persona según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Español. Es cierto que durante la fase aguda existen múltiples condicionantes clínicos que interfieren directamente con la salud e incluso con la propia vida del paciente afectado. Pero, el principal problema de nuestros pacientes con ictus o de nuestros familiares con ictus, no es la gravedad de la alteración de su salud sino la gravedad de la alteración de su propia persona. De forma abrumadoramente frecuente, los pacientes a los que tratamos, presentan intensas secuelas que afectan a sus rasgos de personalidad, a su forma de ser, a eso que nos hace intrínsecamente seres únicos, a eso que nos confiere nuestra identidad individual… A lo que “somos”
Por eso, os indicamos las siguientes recomendaciones para que pareja, padres, hijos y hermanos puedan llevar mejor esta nueva situación familiar:
1.- Las familias informadas afrontan y conviven mucho mejor con los problemas conductuales que aparecen tras el ictus. Por eso, es fundamental disponer de una información de calidad que permita ajustar las expectativas.
2.- También es importante aceptar que la forma de ser, estar, sentir y entender el mundo que le rodea a la persona afectada por el ictus es diferente. Por ello, va a ser básico comprender este funcionamiento cognitivo y conductual nuevo y diferente y ser capaz de ponerse en su lugar.
3.- En general, promover ambientes tranquilos, rutinizar, no forzar razonamientos ni discusiones a cerca de las conducta problema y tratar de desviar la atención hacia otros temas… Suelen ser pautas de manejo conductual aplicables en la mayoría de los casos.
4.- De todos modos, la intervención será más exitosa en la medida en la que se puedan elaborar planes de tratamiento y modificación de conducta personalizados y adaptados a las peculiaridades cognitivas, emocionales y conductuales de cada caso.
5.- Tras el ictus, paciente y familia se enfrentan a una situación de cambio que implica modificaciones en el estilo de vida, hábitos y costumbres de todo el contexto familiar. Lo ideal es facilitar esta transición con apoyo y recomendaciones específicas de servicios de neurorrehabilitación especializados.
Hospitales VITHAS cuenta con un Plan Integral de Atención del Ictus, con el que ofrece un tratamiento integral e intensivo al afectado desde su llegada a urgencias hasta su neurorrehabilitación.
El objeto de este plan es que tras realizarlo, el paciente consiga disminuir la discapacidad en todas las áreas: cognitivas, emocionales, conducta, movilidad… Y, todo ello, sin olvidar a la familia a la que también se va formando durante la estancia de su familiar, para orientarles sobre esta nueva situación para la que nadie está preparado.
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