Emociones y daño cerebral

diferentes secuelas emocionales y cómo manejarlas tras sufrir daño cerebral

Sufrir un daño cerebral supone un antes y un después en la vida de quien lo padece. La experiencia de la fragilidad de la vida, reconocer las secuelas que ha dejado para aceptarlas y aprender a vivir con ellas, es un camino complicado que, inevitablemente, provoca emociones que nos ayudarán a recorrerlo o nos lo harán más difícil.

Hoy en el post vamos a hablar de las secuelas emocionales y como manejarlas para aprender de ellas y que se conviertan en nuestros aliados tras el daño cerebral.

Secuelas emocionales y daño cerebral

Las emociones tienen una función adaptativa y a lo largo de la evolución han ayudado al ser humano a tomar las mejores decisiones para sobrevivir. Son reacciones psicofisiológicas del organismo ante algo que le perturba. En ellas, podemos distinguir tres componentes:

  • El cognitivo: formado por los pensamientos y vivencias subjetivas
  • El fisiológico: con las reacciones que provoca en el organismo
  • Y el motor: que integra las expresiones que se manifiestan hacia el exterior

Una experiencia como el daño cerebral vivido en primera persona y los cambios que provoca en la vida (cambios físicos, pérdida de autonomía, dificultad para desarrollar el proyecto vital, etc.) es ineludible que genere emociones intensas, las principales con las que nos solemos encontrar tras el daño cerebral son la tristeza y el miedo.

Tristeza y miedo

La tristeza aparece como una reacción ante la pérdida. Un duelo por todo aquello que ya no podrá ser. A nivel cognitivo los pensamientos giran en torno a la indefensión, el fracaso y el pesimismo. Fisiológicamente, podemos experimentar un enlentecimiento del metabolismo y una disminución energética. A nivel conductual se va a traducir en inmovilismo y reducción de la actividad.

El miedo se genera cuando el individuo percibe una amenaza y ha de ponerse en alerta para poder afrontarla. Los pensamientos y experiencia subjetiva tienen que ver con el temor a no ser capaz de resolver esa situación y las consecuencias negativas que puede acarrear. A nivel fisiológico va a experimenta la activación en el organismo de varios sistemas, el autónomo, el endocrino, el motor, el inmunitario…que le harán sentir reacciones como elevación de la tasa cardiaca y la temperatura corporal, tension muscular, sensaciones gástricas…A nivel motor se puede observar inquietud, hiperactividad, evitación de situaciones.

Todas las personas experimentamos estas emociones a lo largo de nuestra vida, si son realistas y las podemos controlar nos ayudarán a tomar decisiones y superar los momentos difíciles.

Por el contrario cuando no somos capaces de valorar la situación siendo objetivos y relativizando las consecuencias podemos magnificar los problemas y sentirnos desbordados emocionalmente. Si este malestar emocional es intenso, generalizado y se mantiene en el tiempo, puede llegar a desarrollar un trastorno del estado de ánimo como la ansiedad y la depresión que van a dificultar el proceso de adaptación y recuperación.

Posibles síntomas

Es recomendable no minimizar estos síntomas y ponerse en acción para controlarlos:

  • Expresar nuestras emociones
  • Aprender técnicas de relajación que favorezcan la tranquilidad
  • Evitar el aislamiento social
  • Dedicar un tiempo para el autocuidado y las actividades reforzantes

Este tipo de trastornos suelen aparecer en pacientes con capacidad cognitiva suficiente para estar completamente orientados y tener una conciencia ajustada de cuales son sus dificultades y las implicaciones que tienen en sus actividades cotidianas.

En muchas ocasiones este tipo de trastornos se tiende a confundir con otros síntomas que, como hemos visto en anteriores post, aparecen con frecuencia tras el daño cerebral, como las alteraciones de la actividad (fatiga, enlentecimiento psicomotor, agitación…), los trastornos de la personalidad (labilidad, inestabilidad emocional, irritabilidad, apatía…) por eso es recomendable buscar consejo profesional para que nos ayude a identificar y buscar el mejor abordaje para cada caso.

Área de Neuropsicología del Instituto de Rehabilitación Neurológica – IRENEA VITHAS Aguas Vivas.

CompÁrtelo:
Facebook
Twitter
Pinterest
LinkedIn

Deja un comentario

Quizás te interese TAMBIÉN