Es frustrante, casi insoportable, saber lo que quieres decir y que la palabra no termine de materializarse. ¿Cómo se llamaba ese actor? Recordamos las películas en las que salía, el personaje que interpretaba y el timbre de su voz, pero no el nombre.
Nuestro cerebro empieza a buscar estrategias. Intentamos recordar los títulos de crédito, empezamos a decir sílabas en voz alta para ver si damos con la inicial, decimos frases como “me suena que tenía una “R” en medio del nombre”. Incluso somos capaces de saber si el nombre era largo, corto o compuesto… Pero se resiste a salir.
Esta curiosa incomodidad que nos afecta de forma muy esporádica, es el tormento que día a día sufren muchos pacientes afásicos. Imaginemos que este proceso de “punta de la lengua” nos sucediera con todas y cada una de las palabras que pretendemos decir. Terrible ¿no?
La anomia afecta en mayor o menor grado a todos los pacientes afásicos, pero la forma en la que se manifiesta depende del tipo de afasia a la que acompañe. Aunque la definición y descripción de los tipos de anomia es muy compleja y variada, vamos a englobarlas en cuatro grupos:
- La anomia más clásica, la que hemos descrito al principio, puede aparecer como un síndrome afásico aislado y recibe el nombre de afasia anómica, donde el resto de áreas del lenguaje se encuentran relativamente preservadas. Por supuesto, esta “afásia anómica”, puede formar parte de un síndrome afásico más grave en el que otras áreas del lenguaje se encuentren también alteradas. El lenguaje del paciente será fluente, pero con circunloquios (descripción de las palabras que no encuentra) y con pausas para buscar las palabras.
- En las afasias motoras encontraremos alteraciones en la denominación asociadas a déficits articulatorios, ya sean por reducción articulatoria (afasia de Broca) o por alteración en la iniciación articulatoria (afasia motora transcortical). En estos casos veremos un lenguaje poco o nada fluente.
- La anomia asociada a parafasias fonéticas (errores en la selección de fonemas) o semánticas (sustitución de una palabra por otra relacionada con ella) es típica en las afasias de conducción y Wernicke. La principal diferencia entre las dos es que el paciente con afasia de conducción generalmente tenderá a autocorregirse mientras que el paciente con una afasia puramente sensorial puede presentar un lenguaje completamente ininteligible sin ser consciente de ello.
- Finalmente la denominada “anomia semántica”, es la patología en la que el paciente tiene dificultades tanto para acceder a una palabra como para reconocerla.
Terminar recordando, como hemos dicho antes, que la clasificación y descripción de los problemas de acceso al léxico son mucho más complejas que estos cuatro breves puntos, y su asociación a síndromes afásicos, demencias y otras alteraciones neurológicas puede dar pie a que aparezcan “anomias” muy distintas a las descritas.
Contacto: centros de daño cerebral
Twitter: @VITHAS_irenea
Facebook: Vithas.IRENEA
Google Plus: +IRENEA