Fatiga primaria post-ictus, definición, abordaje y tratamiento

Sesión de neuropsicología con un paciente post ictus en Irenea Elche

Tras un ictus, muchas personas experimentan fatiga primaria, un cansancio extremo que no siempre está relacionado con otros síntomas depresivos. Esta fatiga se caracteriza por una falta de energía y motivación, y puede ocurrir incluso tras esfuerzos mínimos, ya sean físicos o mentales. Además, puede ser una respuesta a situaciones de estrés emocional, generando un agotamiento adicional que afecta directamente la calidad de vida y el proceso de rehabilitación.

De hecho, la fatiga en el daño cerebral adquirido (DCA) es una de  las secuelas más frecuentes y afecta a muchos pacientes, especialmente en las fases iniciales de la rehabilitación y en aquellas personas con mayor afectación cognitiva. Esta fatiga no solo interfiere con la capacidad de realizar actividades de la vida diaria, sino que también puede prolongarse a lo largo de todo el proceso de recuperación. 

¿Cómo abordar la fatiga primaria post-ictus?

La fatiga  post-ictus se asocia a una compleja red neuronal que involucra diversas áreas del cerebro, como la corteza frontal, el tálamo, los ganglios basales y la sustancia blanca cerebral, lo que explica su alta prevalencia y la variedad de síntomas que genera.

El abordaje de la fatiga post-ictus requiere un enfoque integral que involucra a un equipo interdisciplinar de profesionales, como médicos, psicólogos, fisioterapeutas y terapeutas ocupacionales, para identificar las causas subyacentes y determinar el tratamiento más adecuado para cada caso clínico. 

Este enfoque permite abordar la fatiga desde diversas perspectivas, adaptando las intervenciones a las necesidades individuales. Además, es crucial enseñar a los pacientes a gestionar su energía a lo largo del día, equilibrando las actividades físicas y mentales con períodos adecuados de descanso para evitar el agotamiento. Asimismo, el apoyo emocional juega un papel esencial, ya que el estrés emocional puede agravar la fatiga. Proporcionar estrategias para manejar las emociones y el estrés ayuda a reducir su impacto y facilita la adaptación al proceso de rehabilitación.

Tipos de fatiga

La fatiga post-ictus puede presentarse de diferentes formas:

  •  La fatiga física es aquella que se provoca a través de la actividad física, generando una sensación de agotamiento tras realizar movimientos o esfuerzos físicos. 
  • Por otro lado, la fatiga mental se deriva de los esfuerzos cognitivos, como la concentración prolongada, el procesamiento de información o la toma de decisiones. 
  • Además, existe una fatiga mixta, en la que tanto los esfuerzos físicos como los cognitivos pueden contribuir al cansancio generalizado.

Consecuencias de la fatiga

La fatiga no solo afecta a la energía, sino que también puede generar una serie de problemas que dificultan las actividades de la vida diaria. También, puede producir torpeza motora, lo que afecta la capacidad de realizar movimientos precisos o coordinados. Y, es probable que se presenten dificultades para concentrarse, lo que puede aumentar la confusión o la lentitud mental, afectando la capacidad para pensar con claridad. Además, las personas con fatiga suelen experimentar dificultades para retener información y, en muchos casos, se presentan alteraciones emocionales, como irritabilidad o impaciencia, lo que puede interferir con las interacciones sociales y el bienestar general.

Recomendaciones ante la fatiga 

Para contrarrestar los efectos de la fatiga, es esencial crear un ambiente tranquilo, donde se reduzcan los ruidos y distractores que puedan sobrecargar al paciente. Es importante evitar la sobrestimulación, lo que se puede lograr realizando actividades por pasos y cambiando de actividad cuando sea necesario para no agotar al paciente. Además, se debe respetar los períodos de descanso, ya que las personas con fatiga necesitan descansar con más frecuencia. Y, es fundamental estructurar las actividades cotidianas, estableciendo rutinas con horarios fijos que ayuden a mantener el ritmo y control sobre las tareas diarias sin sobrecargar a la persona.

Por último, comentar que diferentes estudios muestran que entre el 38% y el 73% de los pacientes tras un ictus experimentan fatiga, y es un síntoma igualmente frecuente en otras enfermedades neurológicas como la esclerosis múltiple y el parkinson. Dada su frecuencia e impacto, es fundamental que los pacientes reciban un abordaje personalizado e integral, con el objetivo de mejorar su calidad de vida y optimizar su proceso de rehabilitación. Y tener siempre en cuenta que, además del abordaje profesional, disponer de estrategias adecuadas de manejo de energía, apoyo emocional y un entorno adaptado, ayudan a reducir la fatiga y facilitan la recuperación.

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