El Concurso de Microcuentos Navideños de los Hospitales Vithas es ya una tradición en estas fechas. Este año ha alcanzado su quinta edición con una gran participación y un excelente nivel en sus relatos, tanto en categoría adulta como infantil. Nosotros hemos querido compartir los relatos de los ganadores para que podías disfrutarlos y compartirlos. Esperemos que os gusten tanto como nos han encantado a nosotros.
Ganador del V Concurso de Microcuentos Navideños de los Hospitales Vithas
«La dulce Navidad» de Benigna Rey
Acurrucadita en su caja de cartón, con sus guantes rotos y viejos de tanto uso; así pasaba Soledad cada día en su esquinita, esperando la mano bondadosa que le lanzara una moneda. Felices y contentas, despertaban Caridad y Esperanza cada día. Correteando por la nieve y lanzándose bolas sin dejar de reír bien abrigaditas. Esa mañana llevaban una gran caja, con un enorme lazo rojo; corriendo llegaron hasta la esquina donde estaba Soledad muerta de frío.
La sonrisa de Soledad llenó su cara al ver el cariño de sus amigas que cada día le regalaban compañía. Abrió el regalo y vio la mantita divina a juego con unos zapatos nuevos. Le ayudaron a arreglarse, la peinaron y la llevaron a su casa para pasar con ellas la Noche de Navidad en un hogar lleno de amor y calor. Los padres de Caridad y Esperanza adoptaron a Soledad y decidieron crear un hogar para que las personitas sin recursos no tuvieran que pasar necesidades.
Una Navidad inolvidable donde los corazones latían felices de poder ayudar al prójimo, dejando egoísmos y peleas llenando cada rincón del alma de respeto y solidaridad.
Ganador infantil: «El niño y la goma» de Marcos Moya
Érase una vez un niño muy pensativo. Pensaba en tantas cosas que se mareaba. Esas cosas estaban en su memoria escritas en
bolígrafo y en lápiz. Un día, pensó que podía borrar su memoria y llamó a la goma:
—Gomaa.
—¿Qué quieres?
—Podrías borrarme la memoria — preguntó el niño.
— Algunas cosas están en bolígrafo. ¡No puedo borrarte todo! — contestó la goma.
—Bórrame lo que puedas— dijo.
—¿Por qué quieres que borre tu memoria? Añadió la goma.
—Porque si no, explotará mi cerebro esta Navidad. Bórrame lo siguiente:
Cuando era pequeño, me mordió una serpiente en el brazo y la pierna derecha, por eso me operaron y casi muero. Al despertar no
reconocía a mi familia y no podía hablar, quería un globo y en lugar de decirlo me salía globoloro.
Me llevaron a un sitio donde había piscina y gimnasio. Allí conocí a un chico, que me hacía sentir como
Superman, aunque no podía correr ni andar bien, me enseñó a nadar, y nadar es como volar. Una chica me ayudó a escribir y leer de nuevo.
Pensándolo mejor no me borres la memoria, el mejor regalo de estas navidades es estar con mi familia y amigos.
Ganador infantil: «La pócima de la Navidad» de Mateo Noé
Érase una vez un niño que se llamaba Pablo. Las asignaturas que más le gustaban eran: matemáticas y química. Muchas veces intentaba averiguar con sus experimentos cosas nuevas y un día lo consiguió.
Inventó una pócima que le enseñó lo que era la navidad: un evento mágico que se celebraba gracias a un tal Papa Noel, porque le daba regalos a las personas que se portaban bien ese año. Por último, la poción le enseño que Papa Noel vivía en el Polo Norte. Enseguida localizó el lugar gracias a que habían dado el Polo Norte en ciencias sociales. Una hora más tarde le preguntó a su madre si se podían ir al Polo Norte ya que vivían en Islandia, no muy lejos. Unas horas más tarde llegaron al Polo Norte. Allí encontró la fábrica de Papa Noel.
Pablo exclamó: -¡Qué grande es la fábrica!.
Al entrar encontraron a Papa Noel sentado en su sillón.
Papa Noel le explicó por qué ya no hacía más regalos a pesar de ser mágico, cosa que Pablo no sabía. La razón era que necesitaba un compañero para que lo ayudara. Pablo aceptó y por esa razón Papa Noel volvió a regalar regalos a todos.