¿Qué es un microictus y cómo afecta a quien lo padece?

“Mi padre está distinto, doctora, desde hace unos meses notamos que no es el mismo, y aunque físicamente está como siempre, se comporta distinto”.
Cuando un familiar viene a algunos de los centros de Vithas IRENEA y nos llama alarmado con comentarios parecidos a éste, siempre tenemos que plantearnos la posibilidad de que haya algún daño cerebral que, probablemente no haya dado síntomas físicos, pero que esté provocando un cambio de personalidad.

¿Qué es un microictus?

Microictus o mini-ictus, ictus leve, accidentes isquémicos transitorios”, son diferentes nombres que hemos encontrado en la literatura científica y no científica para denominar a estos ictus. En este caso nos referimos a los ictus que afectan a zonas muy pequeñas en el cerebro. De hecho, son tan pequeñas que muchas veces son microscópicas, y que no suelen dar clínica. Pueden pasar desapercibidos en forma de malestar general, sensación de náuseas o mareos, pero remiten sin sintomatología neurológica y sin secuelas aparentes.
Sin embargo, si siguen ocurriendo en el tiempo, la zona del cerebro que se afecte será más grande. Por lo tanto, comenzará a dar síntomas sutiles, en forma de cambios cognitivos o conductuales. Incluso, si la zona afectada es más grande, pueden llegar a ser físicos como alteraciones de la marcha, alteraciones para tragar líquidos, temblores, etc.
La enfermedad vascular cerebral es una enfermedad silente pero tremendamente devastadora. El ictus puede llegar a provocar cambios en la persona y hacerla distinta. Cómo siempre decimos, la mejor forma de evitar que la enfermedad avance es la prevención primaria.

La importancia de la prevención ante el ictus

Cuando hablamos de prevenir un ictus, estas pequeñas recomendaciones deberían de ser vitales:

  • Realizarse un chequeo anual que incluya una analítica general, para revisar la tensión arterial, el funcionamiento cardiaco y los parámetros analíticos.
  • Evitar los hábitos tóxicos, como el tabaco, las sustancias de abuso y la comida grasa en grandes cantidades, ya que aumentan el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.
  • Hacer deporte moderado como caminar, activa la circulación de todo el organismo y lo oxigena y alimenta.

Cambio de personalidad relacionada con los microictus

La personalidad es el conjunto de rasgos psíquicos que se desarrolla desde el nacimiento y que se mantienen de manera permanente manifestándose en todas las áreas de funcionamiento y comportamiento de forma automática. Es lo que hace a cada persona única y especial. La personalidad determina el patrón a nivel emocional y cognitivo que maneja el individuo, y sus actitudes, creencias y hábitos.
Los microictus pueden provocar cambios en la personalidad de la persona, sobre todo, en su forma de actuar, en su iniciativa o, incluso, en su manera de expresar los afectos. Esto es así ya que una de las zonas cerebrales que más suele verse afectada en esta enfermedad es la estructura subcortical. Esto provocará un enlentecimiento progresivo en la persona, y una tendencia a la apatía.
Por este motivo, el microictus puede provocar también alteraciones emocionales, tendencia a la irritabilidad o en algunos casos agresividad. También puede hacer que la persona tienda a estar menos prudente a la hora de relacionarse a nivel social. Este cambio de personalidad es muy lento y progresivo, por lo que es difícil de detectar en muchas ocasiones. Empieza con cambios sutiles que, con el tiempo, va acaparando de forma total el comportamiento de la persona.
El cambio de personalidad se define como una alteración persistente de la personalidad que constituye un cambio con respecto al anterior patrón característico de comportamiento, que provoca un malestar en todas las áreas de funcionamiento de la persona. Muchas veces en relaciones tan íntimas como son las familiares, es difícil aceptar y reaprender la nueva relación que se establece con el familiar afectado. Ya no siente como antes, no se afecta por las cosas como antes, no quiere salir y hacer actividades… O bien, empieza a reaccionar de forma distinta ante las situaciones normales, pierde el buen humor o habla en situaciones en las que debería estar callado.

El diagnóstico del microictus

Diagnosticarlo y empezar a tratarlo en un servicio especializado como el nuestro, es realizar prevención terciaria y puede ayudar considerablemente tanto al paciente como a su familia, ya que puede ayudar a minimizar los síntomas y mejorar la funcionalidad, aprender nuevas pautas de comportamiento y, sobre todo, a conocer y comprender la enfermedad. Una familia que conoce la enfermedad es una familia empoderada y con más recursos, y, por tanto, una familia más feliz.
Post elaborado por la doctora Belén Moliner, directora médica de Vithas IRENEA
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