Para muchas personas, el trabajo o la carrera profesional suponen, no solo un medio con el que ganarse la vida y hacer frente a las facturas, sino también un instrumento de desarrollo y satisfacción a nivel personal y social. El tipo de empleo, el salario que percibimos y en general, las oportunidades laborales pueden definir nuestro modo de vida, afectan directamente al modo cómo nos percibimos a nosotros mismos y cómo nos ve y valora la comunidad donde vivimos.
Vida social y laboral después del daño cerebral
Tras sufrir un daño cerebral, son muchos los interrogantes que surgen a la persona afectada y a sus familiares. Éstos se centran en la reorganización de la vida, del nuevo día a día. Existirán casos en los que una vuelta al trabajo no resulte viable. Pero en otros sí se puede plantear un regreso a la actividad laboral anterior o valorar otras opciones profesionales.
Por un lado, debemos asegurarnos que la parte económica está cubierta, y para ello debemos tener tramitadas aquellas ayudas o prestaciones a las que podemos acceder.
Pensiones por incapacidad de la Seguridad Social (contributivas y no contributivas):
- Incapacidad temporal: situación en la que se encuentran los trabajadores impedidos temporalmente para trabajar por una enfermedad común o profesional y/o accidente, sea o no de trabajo mientras reciban asistencia sanitaria de la Seguridad Social.
- Incapacidad permanente:
- Parcial: ocasione al trabajador una disminución del rendimiento normal para la profesión que venía desempeñando. Ahora bien, sin impedirle la realización de las tareas fundamentales de la misma.
- Total: aquella incapacidad que inhabilita al trabajador para la realización de todas o de las fundamentales tareas de la profesión que venía desempeñando. Ahora bien, siempre que pueda dedicarse a otra distinta.
- Absoluta: es aquella que inhabilita por completo al trabajador para toda profesión u oficio.
- Gran invalidez: situación de un trabajador con incapacidad permanente que a consecuencia de pérdidas anatómicas o funcionales. El trabajador necesita la asistencia de otra persona para llevar a cabo los actos más esenciales de la vida. Nos referimos a vestirse, desplazarse, comer o análogos.
Cuando la vuelta al trabajo es posible
En aquellos casos en los que la vuelta al trabajo habitual sea posible, habrá que plantearse en primer lugar si se pueden volver a realizar las mismas funciones que se venían realizando antes de DCA. Un estudio de la Clínica Mayo de EE.UU en 2011, revela ciertos aspectos de éxito a tener en cuenta en la vuelta al empleo:
- Conciencia de sí mismo y motivación por parte de los pacientes.
- Recibir una rehabilitación adecuada al momento en el que se encuentre el proceso de recuperación tras la lesión.
- No volver al empleo sin contar con un soporte profesional multidisciplinar
(rehabilitadores, terapeutas ocupacionales, organismos y entidades
relacionadas con el empleo de las personas con discapacidad) además del
apoyo del entorno más cercano (familiares y amistades). - Elegir la opción correcta: valorando si es conveniente volver al trabajo habitual
con jornada completa o elegir otras opciones (buscar un nuevo empleo, crear
su propio negocio, acceder a la formación de adultos, trabajar como
voluntario…). - Si es viable volver al puesto de trabajo que se tenía antes de la lesión. Es
aconsejable acordar con el empleador la posibilidad de hacer algunos ajustes
(volver de manera paulatina, contar con más pausas, incorporarse llevando a
cabo otras funciones…). - Mantener una actitud positiva y realista sobre la vuelta al trabajo. Las
expectativas poco realistas pueden conducir a la frustración y la pérdida de
autoestima. Por esta razón es importante reconocer y aceptar las limitaciones,
contar con estrategias, buscar apoyo de los compañeros… - Informar al empleador y a los compañeros de las limitaciones o dificultades que
se puedan presentar a causa de la lesión.
Buscando otras opciones laborales
En el caso de que no sea posible la vuelta al mismo puesto de trabajo o incluso al mismo sector profesional, hay que intentar animarse a buscar otras opciones profesionales que sí sean viables. Para ello, es fundamental estar dispuesto a formarse en otros campos que nos interesen o nos motiven lo suficiente. Para esto es fundamental buscar apoyo en entidades o asociaciones que cuenten con orientadores sociolaborales que puedan guiarnos hacia las opciones más adecuadas para cada caso y perfil personal. Desde al ámbito público podemos encontrar servicios de orientación sociolaboral en:
- SEPE (Servicio Público de Empleo Estatal)
- Ayuntamientos
- Diputaciones
También hay entidades o fundaciones especializadas como por ejemplo: Fundación Addeco, Fundación Once, Fundación Integra, Fundación Manpower, o también entidades específicas como la Federación de Española de Daño Cerebral Adquirido (FEDACE). Estas se encargarán de diseñar itinerarios personales a cada trabajador. Serán las encargadas de incluir técnicas de búsqueda de empleo, diseño del currículum vitae, preparación de las entrevistas, etc. En muchos casos, se deriva a trabajos protegidos, para ello será necesario el reconocimiento del grado de discapacidad (mínimo 33%).
Tipos de orientación laboral según la persona
Ahora bien, según la situación particular de cada persona, se orientará hacia un posible empleo en:
- Empresa ordinaria: (según la normativa vigente, se establecen medidas para la contratación de personas con discapacidad: reserva de puestos, bonificaciones en las cuotas de la seguridad social, beneficios fiscales, subvenciones para la contratación, etc.). Suelen ser empresas muy implicadas y concienciadas a nivel social.
- Empleo con apoyo: empleo en una empresa ordinaria pero con los apoyos necesarios dentro y fuera del puesto de trabajo para personas con discapacidad, en condiciones respecto a empleo y sueldo, lo mas similares posibles a otro trabajador sin discapacidad.
- Empresas de inserción: empresas con una estructura empresarial convencional cuyo fin es la incorporación laboral de personas con discapacidad o en riesgo de exclusión social, como paso previo a la inserción laboral en empresas ordinarias.
- Centro especial de trabajo: son empresas en el que un mínimo del 70% de la plantilla esta formada por personas con discapacidad. Son empresas dirigidas a la integración laboral y sus ámbitos habituales son: limpieza, telemarketing, tratamiento de datos, textil, imprenta, jardinería, entre otros.
No sólo el trabajo, también es importante el ocio
Además de considerar la vuelta al trabajo como medio para la incorporación social, también es importante emprender la búsqueda de recursos de ocio y tiempo libre que más se adapten a nuestros intereses. En la actualidad, hay variedad de posibilidades. Así, desde entidades que ofrecen talleres de manualidades, fotografía, pintura, teatro, baile, terapia asistida con animales, realidad virtual, deporte adaptado y otras muchas actividades hasta asociaciones de afectados por daño cerebral.
Éstas son un recurso de apoyo específico, donde encontrar gran variedad de ellas para las personas afectadas en todas las edades. De igual modo son un importante soporte emocional para las familias. Aquí se generan actividades concretas de información y formación sobre el daño cerebral, atención psicológica individual, grupos de ayuda mutua, etc.
Por otro lado, los espacios de tiempo libre, también pueden ser reinventados. De manera que se accedan a actividades más adaptadas según la situación particular. Estas podían ser tales como turismo accesible, campamentos de verano, clubs de ocio de fin de semana, etc.
Participar en alguna actividad, además de ofrecer una rutina diaria a la persona, ofrece un espacio donde desarrollarse nuevamente y establecer nuevas relaciones sociales, así como tiempo de respiro para los familiares cuidadores.
Para cualquier duda que pueda surgir, ponte en contacto con el/a trabajador/a social de cualquiera de nuestros servicios de daño cerebral.