Además de ser una novela y una película ganadora de un Óscar, ¿qué importancia tiene la sensibilidad y los sentidos para las personas?, ¿cómo afecta la pérdida total o parcial de ésta a quienes han sufrido un accidente cerebro-vascular u otro daño cerebral? y ¿cómo se puede entrenar?
La sensibilidad, en términos médicos, hace referencia a nuestra capacidad de percibir estímulos externos a través de los sentidos, y gracias a ella, podemos interactuar con todo aquello que nos rodea. Tan importante es, que cuando nos vemos privados de ella, nuestra postura, nuestros gestos y nuestra actividad funcional se ven gravemente afectados. Muchas alteraciones como “agnosia”, “apraxia”, “heminegligencia”, “síndrome del empujador” o “falta de apoyo en la pierna pléjica”, comparten como factor causal esa dificultad para percibir, para “sentirse a sí mismo”.
Dentro de los diversos sentidos que poseemos hay dos que cobran una especial importancia para preservar una actividad funcional normal; el tacto y el sentido de la posición articular (propiocepción).
Existen distintos tipos de sensibilidad táctil, pudiendo afectarse todos o sólo algunos de ellos, y en distintos grados. Así, puede alterarse la percepción de la temperatura, del dolor, del tacto superficial, del tacto profundo y de las vibraciones.
En cuanto a la percepción de la posición articular o propiocepción, cabe destacar que pese a ser la gran desconocida ésta es, de entre los distintos tipos de sensibilidad, quizás la más importante para mantener una correcta postura o para conseguir que cualquier gesto tenga una funcionalidad y precisión deseables. Pongamos un ejemplo, durante la marcha, la adecuada colocación de cada una de las articulaciones de los miembros inferiores es indispensable para mantener el equilibrio y para evitar sobrecargas o posiciones indeseables. Lo logramos sin ayuda visual gracias a nuestra propiocepción.
Después de ver la importancia de la sensibilidad para nuestro cuerpo y lo indispensable de su integridad para conseguir actos motores útiles, es evidente que, pese a ser la gran olvidada en la neurorehabilitación, su entrenamiento debe ser prioritario para conseguir la máxima recuperación funcional.
Así pues, existen diversas técnicas que utilizan el trabajo sensitivo como principal arma terapéutica para la rehabilitación neurológica, algunas de ellas son el Método Perfetti, Método Pohl, Método Rood y la Facilitación Neuromuscular Propioceptiva. Combinando este trabajo de la sensibilidad con el resto de técnicas fisioterápicas a nuestro alcance, daremos un mayor sentido a la rehabilitación de nuestros pacientes.
Si quieres más información sobre estos métodos, no dudes en contactar con nosotros.