Síndrome de mano ajena

El síndrome de la mano ajena (SMA) o síndrome de la mano anárquica es un trastorno neurológico poco frecuente caracterizado por movimientos involuntarios, incontrolables y sin finalidad del miembro afecto.

Dichos movimientos, con frecuencia, entran en conflicto o incluso rivalizan con el miembro opuesto (como vestirse con una mano y desvestirse con la otra).

El miembro está desinhibido y tiende a dirigirse por estímulos ambientales resultando de ellos conductas de utilización (por ejemplo, el uso estereotipado, desinhibido y espacialmente inadecuado de un objeto). Presenta marcada dependencia del entorno al desencadenarse normalmente por objetos cercanos.

El movimiento ajeno tiene la apariencia de movimiento intencionado y dirigido pero no tiene finalidad (agarrar objetos como pomo de la puerta de los sitios por los que pasa el paciente).

El miembro afecto es percibido con extrañeza por el paciente que lo siente controlado por fuerzas externas. Aunque el miembro es reconocido por el paciente, éste puede negar la propiedad cuando se le toca sin guía visual.

Los comportamientos de mano ajena pueden ser sujetos a control intermitente y voluntario ocasionalmente y se incrementan en condiciones de fatiga o ansiedad.

Se puede encontrar como síntoma acompañante en diversas enfermedades neurológicas pero la mayoría de los casos descritos implica a accidentes vasculares cerebrales de etiología isquémica o hemorrágica.

Es considerado un síndrome de desconexión interhemisférica resultado de lesiones en el área motora suplementaria, cuerpo calloso, cortex frontomedial, frontal, parietal posterior o tálamo.

Subtipos del síndrome de la mano ajena

Aunque existe gran variabilidad clínica, se han descrito tres subtipos de SMA.

  • La forma frontal (la más frecuente) aparece en la mano dominante. Esta forma manifiesta marcada prominencia por reflejos primarios, presentando grasping (agarre de objetos a su alcance con dificultad para soltarlos), groping (toqueteo, manipulación compulsiva de objetos), conductas de utilización y autorestricción (deteniendo la mano ajena con la otra mano). Resulta del daño en diversas áreas cerebrales: en el área motora suplementaria, el giro cingular, el córtex prefrontal y la parte anterior del cuerpo calloso del hemisferio dominante.
  • El subtipo calloso se caracteriza por el conflicto intermanual o apraxia del miembro no dominante. Resultado de lesiones que involucran al cuerpo calloso.
  • En el subtipo posterior (menos frecuente que los anteriores) los signos clínicos pueden incluir, por afectación de zonas posteriores corticales y subcorticales, alteraciones sensitivas como hemianestesia izquierda, hemianopsia homónima izquierda y heminegligencia izquierda.

En estos casos, la sintomatología puede mejorar con programas especializados de rehabilitación dirigidos hacia las necesidades específicas de cada paciente y con el objetivo de disminuir la interferencia de los movimientos anómalos en la vida diaria de los pacientes.

Si tienes alguna consulta sobre el síndrome de la mano ajena, no dudes en contactar con cualquiera de nuestros centros de daño cerebral.

BIBLIOGRAFÍA

  • Síndrome de la mano ajena: revisión de la bibliografía. R. Hidalgo-Borrajo, J. Belaunzaran-Mendizábal, P. Hernáez-Goñi, J. Tirapu-Ustárroz, P. Luna-Lario. Rev Neurol 2009; 48 (10): 534-539.
  • Acute infarct of the corpus callosum presenting as alien hand síndrome:evidence of diffusion weighted imaging and magnetic resonance angiography. Yuan JL, Wang SK, Guo XJ, Hu WL. BMC Neurol. 2011 Nov 9;11:142.
  • Alien hand syndrome: neural correlates of movements without conscious will. Schaefer M., Heinze H., Galazky I. PLoS One. 2010 Dec 13;5(12):e15010.
CompÁrtelo:
Facebook
Twitter
Pinterest
LinkedIn

2 comentarios en «Síndrome de mano ajena»

  1. Hola d nacimiento cuando muevo o hago fuerza con una mano la otra hago la misma fuerza y mi madre igual tiene tratamiento es incómodo por estar en tensión a diario gracias un saludo

    Responder
  2. Mi historia comenzó hacia Primeros de Enero del año 2015. Todo comenzó tras una larga temporada de desempleo y que me lancé a una nueva aventura en una especialidad ajena a la que había estudiado, a través de un conocido que me dio la oportunidad. Todo ello empezaba con un curso de charla-formación de una semana de duración de lunes a viernes. Pues bien, como suele ser habitual en este tipo de formaciones el último día, y al final del todo suelen preguntar ¿qué te ha parecido el curso?, ¿qué le añadirías?, ¿qué dudas tienes?, etc. En este momento van preguntando de uno en uno y yo ya pensé que me tocaría el último y ya desde mediados de semana se me ocurrió la respuesta, pero mientras me tocaba el turno la iba construyendo. Cuando por fin me tocó el último, dije mi mensaje con tal ansiedad, como una emoción que viene de la boca del estómago, que al final expresarme me quedé unos segundos sin respiración, de una manera que nunca me había sucedido antes, no era el típico sofoco que no te deja continuar de hablar, era algo distinto. Se me pasó y nos volvimos para casa, ya que era las 14:00 h del viernes y teníamos todo el fin de semana por delante. Durante el fin de semana estuve dándole vueltas a lo que me había pasado y que el lunes se lo contaría a mi amigo, pero no fue así ya que llegó el lunes estuve en el nuevo trabajo y ya tenía unas ideas un poco extrañas y el martes me busqué una excusa para llevar a mi padre al médico y no ir a trabajar. La mañana fue tan extraña que a mi padre le acercó al médico mi hermana y yo me quedé delirando en casa con el jefe de mi hermana, fue tan súbito los delirios e ideas extrañas y además tan variadas, que cuando a la tarde me acerqué al hospital de urgencia con mi hermana, los médicos me diagnosticaron crisis de ansiedad y al día siguiente me dieron cita para Psiquiatría, yo como pensaba que estaba bien fui tranquilamente a la cita con mi hermana y no hubo los problemas que tuve el día anterior en el cuál hasta me durmieron por lo alterado que estaba.

    Hasta aquí todo relativamente habitual en medicina, aunque con su gravedad, pero algo más común de lo que una persona sin problemas y que no piensa en los trastornos mentales puede hacerse una idea de la gente que tiene algún tipo de trastorno. Y más aún seguía haciendo vida normal y apenas le contaba mis delirios a mi familia, aunque en lo funcional actuaba correctamente y como de costumbre.

    Aquí empecé sólo por las noches, cuando me iba a la cama a mover ambas manos y brazos de manera involuntaria y yo lo achacaba a que mi tía que vive en el extranjero me había dicho que mirase todo lo relativo al lenguaje y movimiento corporal. Además, todas las noches eran prácticamente el mismo tipo de movimientos complejos y coordinados, a los cuales yo me montaba una película y les asignaba nombre o función, pensando que era para que mis movimientos, saliese un mejor yo, con un lenguaje corporal de líder. A Todo esto, se le fue sumando que al escuchar por la noche música que me había recomendado mi Tía, se me movían los brazos de manera suave, pero elevándose y como si estuviera apartando cosas y se cortaban cuando terminaba la música. Uno de los conciertos duraba 3 horas y tenía 3 pausas, moviendo yo sólo los brazos cuando había música y esto se repitió todas las noches casi desde el principio del brote psicótico, hasta que me día la 2ª crisis a los 4-5 meses en mayo. Pero no solo tuve estos movimientos similares al balismo, sino que además tenía blefaroespasmo y en lugar de parpadear una sola vez, lo hacía repetidas veces 4-5 de manera muy rápida y se paraba, así como movimiento constante de mandíbula, y de vez en cuando sobre todo por la noche, tenía movimientos complejos de la boca y labios.

    Hasta que una noche en la cama mi mano derecha comenzó a escribir frases con sentido de manera involuntaria, pero que lo hacía todo el día y en cualquier momento y escribía cosas como “poco a poco”, “sé fuerte”, “jajajajajaja”, “Loco de alegría cuando termine esto”. Al día siguiente cuando me levanté, lo primero que hice fue buscar por internet lo de escribir con la mano y el primer resultado que me dio fue el síndrome de la mano extraña. Yo renegaba de tener ese síndrome y pensaba que era una habilidad especial para ser un mejor yo. Aunque una de las veces, cuando me estaba aseando por la mañana, mi mano derecha cogió la maquinilla de afeitar que estaba en la encimera del lavabo, hice el gesto de apuñalarme con ella y la volví a dejar en su sitio, todo ello de manera ajena a mi voluntad.

    Otra de las rarezas que me surgían de vez en cuando, aproximadamente una vez a la semana, era que de manera involuntaria gesticulaba o decía en voz baja algunas palabras o frases, como “Papá estoy loco”, “estás jodido” ó “Sé fuerte”. Así como alguna vez mover o girar la cabeza y gesticular los labios durante unos pocos segundos, como si fuese otro que controlaba mis movimientos.

    Todo esto hasta que en mayo, me dió una crisis o “posesión” en la cual además de seguir con mis delirios, pero ya los expresaba a mi familia, tuve los movimientos que seguía como pauta todas las noches y esta vez decía en voz alta lo que cada noche pensaba con el movimiento que hacía, hasta que hubo un momento que fue como si me controlase una fuerza exterior y tumbado en la cama y durante unos minutos, estuve hablando en voz alta de manera involuntaria diciendo constantemente como si fuera una cuenta atrás y cortando la cuenta atrás con una palabra inconexa volvía al inicio de la cuenta atrás , moviendo ambos brazos de manera involuntaria y a modo de pistola apuntado y disparando a los médicos, policía y mi hermana que estaban en la habitación viendo atónitos la escena. Hasta que después de inyectarme un calmante e igual de súbito que vino esa “posesión” se acabó y volví a ser dueño de mis movimientos.

    Esta vez si me ingresaron en un Hospital con área de psiquiatría y esta vez me diagnosticaron trastorno psicótico sin especificar y me recetaron antipsicóticos, los cuales llevo tomando desde entonces, aunque poca cantidad 2 mg de Risperidona por la noche. Seguía teniendo ideas raras y cambiantes, mi mano seguía escribiendo involuntariamente y cada vez que la dejaba parada o no hacía nada con ella. Pero la primera noche en el psiquiátrico dejé de tener los movimientos pautados de todas las noches, lo que me hizo pensar que había llegado al final de una fase de evolución y desde entonces no he vuelto a tener movimientos involuntarios y complejos por la noche. Sí tuve algún movimiento complejo durante el día, pero de manera esporádica y también dejé de hablar y/o gesticular frases involuntariamente. Internado estuve diez días y la psiquiatra que llevaba mi caso, sí que me preguntó por mi movimiento de escribir de la mano, pero yo me salí con otra respuesta para no confirmar que se movía de manera involuntaria.

    Una vez salí del hospital, seguí con el día a día, escribiendo con la mano y con el blefaroespasmo, hasta que poco a poco caí en la cuenta de que eso no era normal ni justificable por cualquier causa y de buenas a primeras el blefaroespasmo cesó y cuando iba a contarle lo de la mano al psiquiatra que llevaba mi caso, dejé de escribir repentinamente y así estuve dos semanas hasta que me escribió sus últimas palabras “Fin …… Fin de la programación”.

    Pese a que ya se terminaron todos mis movimientos raros e involuntarios, yo se lo expliqué al psiquiatra y creo que este no me hizo bastante caso, ya que después de una docena de visitas de apenas cinco minutos cada una, su diagnóstico es de Personalidad sensitiva, o paranoico, para los que no conocemos las denominaciones de los trastornos.

    Y así unos años después no he vuelto a tener ni ideas delirantes, ni escribir con la mano, ni hablar involuntariamente, ni prácticamente ninguno de los movimientos que tenía, a excepción del bruxismo, el cual los médicos achacan a la Risperidona,2 mg por la noche y 10 mg de Brintellix a mediodía, pero visto todos esos trastornos del movimiento que he tenido lo pongo en duda.

    Un saludo

    Responder

Deja un comentario

Quizás te interese TAMBIÉN