Aquí os adjuntamos la entrevista realizada por Llórenç Martínez (periodista del Departamento de Comunicación de Hospitales VITHAS) a Jesús Tamarit, un antiguo paciente del Instituto de Rehabilitación Neurológica – IRENEA Valencia al Mar. Jesús nos narra en primera persona su experiencia tras sufrir un TCE severo, cómo ha sido el proceso de recuperación y cuáles son sus planes de futuro. !!!Un ejemplo de superación para todos nosotros!!!
«Mi ilusión sería concluir la carrera de Historia, preparar el Doctorado y trabajar en la investigación»
Jesús Tamarit (37 años, Valencia), militar y apasionado del atletismo, chocó contra un camión y sufrió un traumatismo craneoencefálico. Su aspecto desmejorado y su mirada perdida precipitaron su entrada en el Hospital VITHAS Valencia al Mar para su rehabilitación. Desde entonces, su ilusión de mejorar le ha servido para aumentar su afán de superación. Los rehabilitadores comentan que el paciente destacaba por su tesón para cambiar las cosas y su sonrisa permanente. Por eso, este ex-cabo cambió su vida para iniciar la carrera en la Facultad de Historia en la Universidad de Valencia.
¿Qué recuerdas de los años en los que estabas trabajando como militar?
Los recuerdos de mis dieciséis años como militar en activo son muy variados. Destacaría la gran cantidad de amigos y compañeros que he hecho durante esos años castrenses, pero si realmente tuviera que resaltar algo serían las dos misiones en Yugoslavia en 1997 y 1998.
¿Cuándo sucedió el accidente que marcaría tu vida?
El accidente fue un 28 de Noviembre del 2007 de regreso a casa después de trabajar. Ese día cogí el coche para ir a recoger a mi mujer y asistir a un partido en Mestalla entre el Valencia, mi equipo de siempre, y el Real Madrid, pero choqué contra un camión y no recuerdo nada más.
¿Al cabo de cuántas semanas te despertaste del coma? ¿No recuerdas nada de lo que te ocurrió?
Estuve veintiséis días en coma. La verdad es que sobre el accidente no tengo recuerdos, solamente me acuerdo de que esa mañana había corrido una carrera en el cuartel de Marines con el equipo de atletismo.
Entraste en el Hospital VITHAS Valencia al Mar. ¿Estabas ilusionado con la perspectiva de la rehabilitación?
Tengo que decir que sí estaba ilusionado de salir del Hospital la Fe, sobre todo porque me habían comentado que además de ser uno de los mejores centros de rehabilitación, si trabajas durante un tiempo, te dejaban irte a casa el fin de semana, cosa que después de seis meses ingresado me apetecía bastante. Lo que más me ilusionaba era poder salir a pasear con mi mujer, aunque fuera con la silla de ruedas.
¿Tu mujer y tu familia se volcaron al máximo?
La verdad es que uno de los estímulos más importantes fue que mi familia y mis amigos estuvieron ayudándome noche y día volcándose al máximo durante los dos años y medio de rehabilitación.
¿Qué hacías dentro del Hospital?
Tengo que decir que lo que fue un poco más difícil al principio fue Terapia Cognitiva, ya que, cuando había que realizar divisiones, multiplicaciones, restas, sumas, me parecía un poco antiguo teniendo calculadoras o un teléfono móvil con el que todos realizan operaciones de cálculo. Una de las cosas que me gustaría relatar es la complicidad con los trabajadores y trabajadoras del Hospital y, sobre todo, con los rehabilitadores.
En el Hospital VITHAS Valencia al Mar comentan que tuviste mucha perseverancia. ¿Te implicaste al máximo cuando decidistéis apuntaros a la Volta a Peu de Valencia para ilusionar a los pacientes?
La verdad es que sí, nos implicamos tanto Dani Fenoll, que se propuso conseguir llegar a la meta a pie, como yo y toda la gente de los Hospitales VITHAS. En mica so diseñé el logotipo de la camiseta. En ella se puede leer Poquet a Poquet («Poquito a poco»), aludiendo al hecho de que en la rehabilitación no hay nada rápido y todo cuesta su tiempo.
¿Qué le dirías a los pacientes que están en pleno proceso rehabilitador?
Que todo sucede en un segundo y que lo normal es que queden secuelas, pero que hay que mirar para adelante, que el futuro está ahí y ver que se pueden hacer muchas cosas antes impensables y que aunque sea duro, incluso muy duro, siempre tenemos que ver las recompensas aunque sean pequeñas. Yo aún me acuerdo del primer día que salí por el pasillo sin la silla de ruedas; son quince metros y sentí una independencia y uno orgullo como si hubiera ganado una medalla olímpica.
¿Te influyó tu paso por el ejército para encarar los duros momentos que tuviste?
Creo que sí, que debido a su disciplina militar fue muy importante en los momentos en que a uno no le apetece esforzarse, o no entiende algunas cosas sobre los ejercicios. Te lo mandan y se hace, no piensas en réplicas, es así y ya está. Los terapeutas son los que saben sobre la rehabilitación. Creo que se esfuerzan en la recuperación de todos los pacientes, aunque tenemos que ser realistas y no todos tienen el mismo grado de mejoría.
¿Cuando surgió la idea de estudiar en la Universidad? ¿Antaño tuviste el sueño de empezar la carrera de Historia?
Llevaba mucho tiempo rondándome la idea de estudiar Historia. Mi familia, mis amigos y los rehabilitadores se pusieron de acuerdo en aconsejarme que me inscribiera.
¿Además de ir a la facultad estás practicando alguna afición o deporte?
Sí, estoy yendo a la piscina y a un gimnasio
¿El accidente te ha cambiado radicalmente la vida?
Sí que me ha cambiado la vida, pero creo que he tenido una segunda oportunidad, aunque muchas veces eché de menos ir al cuartel a trabajar. Pero tengo el apoyo de mi familia y amigos para seguir adelante con mis estudios y proyectos de futuro.
¿Te has propuesto algún día una meta a alcanzar?
Pienso que después del accidente las metas no deben ser a largo plazo, pero creo que no hay límites y, aunque muchas cosas me cuesten más que antes, las puedo hacer y si algo falla, pido ayuda. Por eso, cuando termine la carrera, me gustaría hacer el Doctorado en Historia Contemporánea y trabajar en investigación para la Universidad.
La entrevista ha sido publicada en el número 61 de la Revista VITHAS Informa.