Ramón Redondo (Alicante, 1979), ex policía nacional y experimentado montañista, sufrió múltiples lesiones, con un traumatismo craneoencefálico muy severo, mientras descendía por un barranco. Con su perseverancia e ilusión por mejorar rehabilitándose en Vithas Aguas Vivas, a día de hoy ha alcanzado cotas inimaginables. Ahora ha publicado Otra oportunidad, una obra autobiográfica cargada de emoción para animar a la gente a que no se rinda nunca.
- ¿Por qué tengo que leer Otra oportunidad, indistintamente de si he sufrido o no una lesión? ¿Con ese título estás pensando que otras personas puedan aprender de ti?
Recomiendo el libro aunque no hayas sufrido ningún accidente grave porque es una historia capaz de inspirar optimismo, cargada de actitud positiva frente a las adversidades y superación personal.
- ¿Cuándo empezaste a aficionarte a los deportes de montaña?
Siempre he tenido atracción por el deporte y la naturaleza. Este hecho hizo que a partir del año 2004 aumentara considerablemente mi práctica de los deportes de montaña, sobre todo escalada deportiva y carreras de montaña, especialmente ultra-trails.
- Me pregunto por qué decidiste ingresar en el Cuerpo Nacional de Policía y no encaminarte por ser, por ejemplo, guardia civil en los Grupos de Rescate e Intervención en Montaña.
Acabé decidiéndome por ser policía nacional porque mi padre ya pertenecía y conocía ese trabajo de verlo en casa.
- Precisamente tu accidente, en abril de 2012, tuvo que pasar en plena montaña. ¿Puedes explicar dónde y qué estabas haciendo?
El accidente fue en la Sierra de Montserrat (Barcelona). Estaba pasando unos días allí con mis amigos, realizando diferentes deportes de montaña. El día que descendimos un barranco sufrí una precipitación de unos 25 metros.
- En tu libro cuentas que te salvó la vida tu excelente preparación física.
A día de hoy, echando la vista atrás y viendo todo lo que ha tenido que soportar mi cuerpo, estoy convencido de que mi preparación física fue determinante para aguantar la tremenda caída y todos los contratiempos que vinieron después. Algún médico de la UCI llegó a decir que encontrarme en ese estado físico al padecer el accidente estaba siendo muy importante.
- ¿Cuándo te despertaste del coma?
Me desperté estando todavía en Barcelona, al mes y medio de entrar en ese estado, y no era consciente de mi situación real. Es más, no tengo recuerdos de aquellos primeros instantes.
- Me quedé estupefacto de las múltiples operaciones que tuviste, además de sufrir un traumatismo craneoencefálico grave.
Sí, a parte de todas las fracturas que presentaba y sus correspondientes intervenciones para solucionarlas, tuvieron que extirparme el bazo, una porción de pulmón por necrosis y presentaba un daño cerebral adquirido.
- ¿Por qué te destinaron a Vithas Aguas Vivas? ¿Qué tiene de especial este centro enfocado al daño cerebral?
Al tener conocimiento de mi daño cerebral adquirido, se decidió que fuese trasladado a ese centro especializado. Era muy importante comenzar cuanto antes con el tratamiento multidisciplinar que en ese centro aplicaban, así podía iniciar todo el proceso en conjunto sin dejarme nada.
- ¿Qué hacías en las sesiones de fisioterapia, terapia cognitiva y ocupacional que recibías?
En fisioterapia tratábamos de conseguir la máxima movilidad posible, intentando que esta fuera lo más natural y funcional posible. Empezando desde un punto muy básico, cómo aprender a sentarme en la camilla partiendo de la posición de acostado. Después, a levantarme de la silla y permanecer de pie. Cuando ya era capaz de realizar esta acción, los fisioterapeutas entendieron que había llegado el momento de darle movimiento a la pierna e intentar hacer algo parecido a un paso. Una vez conseguido hacerlo, y tras repetir sus indicaciones una y otra vez, al fin, después de más de un año, estaba andando de nuevo. En las sesiones de terapia cognitiva trabajábamos todas las funciones ejecutivas que se habían visto afectadas a causa de la lesión. Estas son la atención, percepción, memoria, comprensión, resolución de problemas, capacidad de trabajo, capacidad de organización… Para trabajar todos estos campos, el neuropsicólogo nos mandaba realizar muchos ejercicios en los que tienes que emplear estas capacidades cognitivas. Y en terapia ocupacional ejercitábamos toda aquella acción que después podía tener alguna transferencia en las acciones necesarias a la hora de realizar las diferentes actividades de la vida cotidiana.
- En el capítulo donde explicas la intensa rehabilitación en Vithas Aguas Vivas, los terapeutas te enseñaron a ser paciente, puesto que los progresos que tú dabas eran lentos, pero seguros. ¿Estaban en lo cierto?
La paciencia tiene un papel muy importante en todo este proceso. La mejora es algo tan sutil que te cuesta apreciarlo. Una cosa me ha enseñado la paciencia: a seguir trabajando. La constancia te acercará a tu objetivo. Si algún día te surge la duda sobre tu progresión, algo que nos sucede a todos, recuerda en qué punto estabas hace nada mirando un poco hacia atrás, y verás el avance al que has llegado. Recuerda siempre que lo importante no es la meta, sino el camino.
- Estuviste catorce meses cargado de actitud positiva en el Servicio de Neurorrehabilitación – Vithas IRENEA. ¿Continuas en contacto con los ex pacientes y terapeutas que estaban a tu cuidado?
No tengo ninguna duda de que esa es la actitud que debemos intentar mantener en todo momento ante los contratiempos que nos puedan surgir. Encontrarte en ese estado positivo hará que tu reacción ante las dificultades sea más eficiente. Y sí, alguna vez he quedado con algún fisioterapeuta del hospital fuera de ese ámbito. Con ex pacientes con los que haya coincidido durante mi estancia allí he perdido todo contacto.
- ¿Tu familia y tus amigos te alentaron a la hora de encarar tu recuperación, aparte de la motivación extra que supuso crecer junto a tus dos hijas?
Tanto mi familia como buenos amigos siempre han estado junto a mí animándome a la hora de esforzarme en conseguir todo lo que me voy proponiendo. No hay ninguna duda de que el hecho de tener a mis dos hijas cerca me sirve de impulso. La mayor, Ángela, tan solo tenía ocho meses cuando me sucedió el accidente. La pequeña, Ester, vino al mundo en el año 2015, estando yo ya con el alta hospitalaria. La vida continúa.
- Imagínate que un paciente dice que no es muy importante la rehabilitación física y cognitiva. ¿Qué le dirías?
Intentaría que comprendiera que son dos campos que deben tener una evolución a la par para una recuperación lo más equilibrada posible en estas lesiones.
- ¿Tienes todavía algunas secuelas?
Sí que tengo alguna secuela del accidente todavía. Las más llamativas son las físicas, más visibles para todas las personas. Dentro de estas, las que me hacen compañía a diario son: una marcha al andar algo más lenta de lo habitual, algún problema puntual con el equilibrio, la dificultad para levantar mucho el brazo izquierdo y la incapacidad de flexionar del todo la pierna izquierda.
- ¿Cuándo te animaste a escribir Otra oportunidad, en la que relatas en primera persona tu experiencia?
Durante el primer confinamiento que tuvimos a causa del estado de alarma debido a la pandemia por la COVID-19, allá por el mes de marzo del 2020, debido a no poder salir al exterior a realizar actividades, hizo que me decidiese a comenzar a escribirlo.
- En estas páginas incluyes muchos proverbios, citas de la cultura asiática o filósofos estoicos y algunos pensadores contemporáneos. ¿Te han influido mientras estabas en el proceso rehabilitador?
En esta última etapa de mi vida estoy leyendo y profundizando más en la filosofía estoica. Es una corriente de la que me he sentido atraído desde un primer momento, cuando pude leer algo de Epicteto y su Dicotomía del control. Este pensador nos recalca que en la vida tenemos que diferenciar aquello que se encuentra bajo nuestro control de lo que no. Aprendiendo esta diferenciación seremos capaces de no sufrir por cualquier circunstancia que no dependa de nosotros al cien por cien.
- ¿Cómo te sentiste cuando por fin reprendiste tu pasión por la escalada o por el deporte en general? ¿Es complicado caminar por la montaña con movilidad reducida?
En cuanto tuve ocasión retomé la actividad en el rocódromo y empecé a entrenar en la pista de atletismo de Alzira para volver a correr. Allá por el año 2015, pude regresar a la roca a escalar. Me sentí realmente bien y disfrutando en todo momento… ¡Qué ganas tenía! Siempre que tengo ocasión también me voy a la montaña a andar. Para moverme por ese terreno, debido a lo irregular que es en muchas ocasiones, los bastones de marcha nórdica me son de gran ayuda a la hora de ayudarme con los desequilibrios que me vayan sucediendo.
- ¿Puedes explicar en qué consiste la marcha nórdica?
Se trata de un deporte de cuya práctica se obtienen mejoras a nivel fisiológico, mejorando el funcionamiento del aparato neuro-muscular, osteo-articular y cardio-circulatorio, y beneficios psicosociales por la práctica en grupo y al aire libre, rebajando los niveles de ansiedad y estrés, generando relaciones sociales y grupales. Es una actividad en la que utilizamos unos bastones específicos, incorporándolos a la forma natural de andar, de manera que nos sirvan para impulsarnos hacia adelante durante la marcha. El uso activo de los bastones como herramienta de impulso convierten a la marcha nórdica en un ejercicio físico saludable, desarrollado por la Federación de Deporte de Montaña y Escalada de la Comunidad Valenciana (FEMECV).
- De hecho, estás en contacto con esta federación para eliminar ciertas barreras.
Me propusieron ser miembro del Comité de Marcha Nórdica de la FEMECV como responsable del Área de Marcha Nórdica Adaptada. Mi cometido sería impulsar la práctica de este deporte desde mi propia experiencia, acercándolo a todas las personas con alguna discapacidad.
- En el libro haces un compendio de los muchos deportes que has practicado y aún practicas, como también distintas competiciones en que has participado.
Antes del accidente realizaba escalada deportiva y carreras de montaña, sobre todo ultra-trail. Tras el traumatismo, he podido volver a participar en la Transgrancanaria en varias ocasiones y en las pruebas de la Copa de Marcha Nórdica de FEMECV en los años 2018 y 2019. En lo que se refiere a carreras populares urbanas, he competido en muchas del Circuito Divina Pastora de Valencia, algunas en mi pueblo, Alzira, todas ellas de no mucha distancia. La más larga que conseguí acabar fue la Media Maratón de Almansa en el año 2019.
- ¿Durante el confinamiento has tenido algún problema para realizar tus entrenamientos?
Los realizaba en el interior de mi vivienda, utilizando el pasillo para hacer diferentes ejercicios de técnica de carrera. La fuerza la entrenaba colocando un TRX en la puerta de mi dormitorio y para el CORE utilizaba una esterilla con la que me tumbaba en ese mismo pasillo. Ante cualquier cambio que se produzca es muy importante la capacidad de adaptación que mostremos.
- Aparte del deporte, ¿tienes en mente alguna meta a batir?
Mi mayor meta es continuar con toda la actividad que tantos beneficios me está aportando. Siempre me ha gustado viajar, así que estoy abierto a cualquier cosa que surja en este sentido.