Como ya hemos mencionado en muchas ocasiones, tras el Daño Cerebral Adquirido (DCA) es muy posible que las personas afectadas no se comporten como deseamos o como es esperable y correcto ética y socialmente.Estos cambios en su conducta generan importantes dificultades en la interacción con los demás y, por tanto, limitan la rehabilitación funcional plena de la persona afectada. Teniendo en cuenta esta realidad, el propósito de este post es dar algo más de luz a este tema tratando de explicar como la afectación de la Teoría de la Mente (TOM) tiene unas implicaciones concretas en la vida social y emocional de las personas afectadas de DCA.
¿Qué entendemos por Teoría de la Mente?
La Teoría de la Mente (TOM) hace referencia a la habilidad para comprender, predecir y empatizar con la conducta de los otros, e incluso también con sus conocimientos, intenciones y creencias.
Es decir, la TOM podría ser como una forma de empatía que nos permitiría entender una respuesta afectiva, una expresión facial, una postura, un tono de voz, un movimiento, una escena, una ironía, una broma… Teniendo, por tanto, componentes motores, cognitivos y emocionales.
Si la lesión cerebral provoca dificultades en esta habilidad, ¿cómo van a responder las personas afectadas de la forma en la que esperamos? Por el contrario, en muchas ocasiones, sus respuestas resultan desajustadas a las demandas del entorno y del resto de las personas.
Dificultades
En concreto, en la vida cotidiana de estos pacientes, nos podemos encontrar con las siguientes dificultades:
- Falta de sensibilidad hacia los sentimientos de otras personas
- Incapacidad para tener en cuenta lo que otra persona sabe
- Incapacidad para hacerse amigos «leyendo» y respondiendo a intenciones
- Incapacidad para «leer» el nivel de interés del oyente por nuestra conversación
- Incapacidad de detectar el sentido figurado de la frase de un hablante
- Incapacidad para anticipar lo que otra persona podría pensar de las propias acciones
- Incapacidad para comprender malentendidos
- Incapacidad para engañar o comprender el engaño
- Incapacidad para comprender las razones que subyacen a las acciones de las personas
- Incapacidad para comprender reglas no escritas o convenciones
Así, cuando existen estos problemas, los pacientes pueden ser insensibles o desconsiderados con los otros, indiferentes o incluso pueden perseverar en sus deseos propios frente a otras circunstancias a tener en cuenta relacionadas con el entorno, las necesidades de los otros, etc.
Por todo ello, parece evidente que la TOM debe ser un elemento a considerar en la elaboración y diseño de los programas de intervención clínica en daño cerebral.
La idea que debe subyacer es entrenar en mentalizar, es decir, que los pacientes:
- sean capaces de entender una expresión facial, el reconocimiento de emociones, un doble sentido, etc.
- sepan cuándo y cómo hacerlo, para facilitar que desarrollen representaciones mentales de los otros más globales y ajustadas a la realidad, incorporando aspectos motores, cognitivos y emocionales, que permitan una mejor adaptación de los afectados a la realidad familiar, social y comunitaria y, por tanto, una rehabilitación funcional más plena.
Consideramos que debe ser uno de los objetivos de los centros de neurorrehabilitación la evaluación y la intervención en la TOM, entrenando a los pacientes en la rehabilitación de sus déficits y educando a las familias para que entiendan el alcance de los mismos y aprendan formas constructivas de entenderlos y abordarlos.