La pérdida de fuerza o debilidad muscular en el hemicuerpo contrario al hemisferio cerebral donde se produce el ictus es uno de los síntomas más característicos de esta enfermedad. Este síntoma, al que denominamos hemiparesia, es probablemente uno de los síntomas sobre los que más se ha incidido en las campañas de reconocimiento y concienciación de esta enfermedad en la población general. Además de su alta frecuencia, esta pérdida de fuerza presenta un patrón de recuperación característico. En la gran mayoría de los casos, predomina la recuperación de la fuerza y la funcionalidad de la pierna sobre la del brazo. En cierta medida, nuestro cerebro prioriza la ganancia funcional de aquello que considera mas “útil” como es la capacidad de volver a caminar, dado que ello favorece la vida independiente. Como consecuencia de este fenómeno, muchos de los pacientes que consiguen deambular, continúan teniendo dificultades con el miembro superior. De hecho, se estima que alrededor de siete de cada diez pacientes que ha sufrido una hemiparesia debida a un ictus tendrá limitaciones para incoporar el brazo a las actividades de la vida cotidiana.
Hasta la fecha se han empleado distintas aproximaciones terapeúticas para la recuperación motora del miembro superior después de un ictus. A las técnicas tradicionales de fisioterapia, se han incorporado en estos últimos años nuevas enfoques terapeúticos como la terapia por restricción del lado sano, la estimulación eléctrica funcional, el uso de entornos virtuales o los sistemas robóticos, entre otros. Estos últimos se emplean en neurorrehabilitación desde hace más de 15 años con el propósito de recrear las condiciones que propician el aprendizaje motor, facilitando la repetición activa e intensiva de maniobras integradas en tareas significativas.
La funcionalidad del miembro superior, y en concreto de la mano, es versátil y compleja, por lo que el diseño de sistemas robóticos para su rehabilitación puede variar en función de consideraciones técnicas, del segmento del brazo que se entrene o incluso sobre la base de los diferentes modelos de rehabilitación en que se apoye el sistema, entre otros. Así pues, se han publicado distintos estudios clínicos con robots para el trabajo proximal del miembro superior, para el trabajo distal, para el abordaje global o destinados al entrenamiento bilateral, entre otros. A nivel técnico, según el movimiento que se entrene y la forma de dirigir la trayectoria, podemos distinguir entre sistemas «exoesqueléticos», que engloban y dirigen de forma completa el miembro superior, y dispositivos tipo «efector final», que controlan distalmente el movimiento, dejando libre la organización global del miembro. Finalmente, según el tipo de asistencia al movimiento que proporcionan, se han diseñado robots de movilización pasiva y los sistemas para movilización activa
Hasta la fecha, no existen resultados consistentes respecto a qué tipo de sistema robótico es más eficaz. Además existe una llamativa ausencia de estudios centrados en la eficacia de estos sistemas en pacientes crónicos (ictus de mas de seis meses de evolución). Nuestro Servicio acaba de publicar en NEUROLOGIA, revista oficial de la Sociedad Española de Neurología, los resultados de su estudio con el robot ARMEO SPRING disponible en el Hospital VITHAS Valencia al Mar. El estudio incluyó 23 pacientes que habían sufrido un ictus casi un año antes de empezar el tratamiento. De acuerdo a los resultados de este estudio la funcionalidad del brazo de los pacientes incluidos mejoró significativamente después de 36 sesiones. Además, todas las ganancias obtenidas se mantuvieron hasta cuatro meses después de acabar el tratamiento, lo que hace de esta herramienta robótica una gran aliada terapeútica para la rehabilitación del déficit motor braquial y la perdida de función asociada en esta población.
Si necesitas más información sobre últimas tendencias en neurorrehabilitación, contacta con nosotros.