Tras sufrir un daño cerebral muchas de las personas afectadas presentan cambios en su conducta. En algunos, se manifiesta con una intensificación de los rasgos de su personalidad previa, mientras que en otros se producen auténticos cambios de personalidad.
Diagnóstico de apatía o depresión en personas con daño cerebral
De hecho, estos cambios en la forma de ser de la persona, implican un impacto en el funcionamiento social, laboral y familiar, y son una de las consultas más frecuente de los cuidadores a los profesionales sanitarios.
Por eso, debemos tener siempre en cuenta que las alteraciones de conducta en personas con daño cerebral suponen una entidad clínica, única y específica de esta patología. Y, dentro de estas alteraciones de conducta, una de las más frecuentes es la apatía, que puede por sus características llegar a confundirse con otras entidades psiquiátricas como la depresión.
Hoy en día, en Vithas IRENEA sabemos que la depresión es una enfermedad que no suele aparecer en pacientes con este tipo de lesión, ya que las personas que la sufren necesitan una capacidad de abstracción e introspección normalizada y es una patología psiquiátrica que se trata en las Unidades especializadas de Salud Mental.
Por otra parte, la apatía se da en una situación de daño o lesión de una estructura cerebral denominada cíngulo anterior, que es la responsable de la iniciativa y de la expresión de las emociones, principalmente. Y es típico que aparezca en pacientes con un daño en las estructuras hemisféricas derechas, temporal y parietal, además de en pacientes con daño axonal difuso, típico de los traumatismos.
La Depresión
Hablando con un poquito más de detalle os queremos explicar que la depresión es una patología que se trata en las Unidades de Salud Mental especializadas y que supone un estado de ánimo deprimido, que puede afectar a nivel somático en pérdidas o ganancias del peso, o en la calidad y cantidad del sueño.
Las personas depresivas suelen presentar sentimientos de inutilidad o culpabilidad de manera obsesiva, les cuesta tomar decisiones e incluso, en los casos más graves, piensan en la muerte de manera reiterativa. Además, suelen presentar anhedonia, que supone una disminución del interés o placer por todas las actividades habituales.
En la apatía, esta falta de interés o motivación, aparece también, y es el síntoma que más suele confundir el diagnóstico.
La apatía
En el caso de la apatía, como ya os hemos comentado antes, lo primero que hay que tener en cuenta es que se da en una situación de daño o lesión de una estructura cerebral denominada cíngulo anterior, que es la responsable de la iniciativa y de la expresión de las emociones, principalmente. Es típica que aparezca también en los pacientes con daño en las estructuras hemisféricas derechas, temporal y parietal, además de en el daño axonal difuso que se suele dar en los traumatismos.
La apatía es un cuadro clínico en el que el paciente no presenta iniciativa ni interés para realizar actividades, incluso sus actividades habituales, que previamente realizaba. No muestran motivación por las cosas que previamente les encantaban (por ejemplo platos de comida preferidos, deportes o aficiones) y suelen estar embotados afectivamente, es decir, como si los eventos no les afectaran y las emociones no les “tocaran”.
Según el DSM-5 el trastorno de personalidad de tipo apático, se diagnostica cuando aparecen estos síntomas en el contexto de un daño cerebral y asociado a un trastorno neurocognitivo, es decir, en una persona con alteración en sus funciones intelectuales (atención, memoria, funciones ejecutivas, capacidad de introspección, abstracción, capacidad de razonamiento).
La depresión es una enfermedad que no suele aparecer en el daño cerebral, ya que las personas que la sufren necesitan una capacidad de abstracción e introspección normalizada.
Importancia de un diagnóstico certero
Pero es cierto que, en el caso de la apatía y la depresión, dar un diagnóstico certero y tratarlo como tal, puede llegar a ser complicado ya que ambas entidades, según el Manual Diagnóstico de las Enfermedades Mentales (DSM-5), causan un malestar significativo en los distintos ámbitos funcionales de la persona, como puede ser en su vida social y laboral. Además, los síntomas de tendencia a la inactividad o la pérdida de interés en las actividades diarias, son similares en ambas entidades.
Por ello, es importante diagnosticarlas adecuadamente ya que el enfoque clínico, la intervención y el tratamiento son totalmente diferentes.
En nuestros centros de neurorrehabilitación somos especialistas en el diagnóstico y el tratamiento de la apatía debido al daño cerebral. Para este tratamiento aplicamos nuestro método IRENEA que implica la participación de un equipo multidisciplinar, en donde el médico y los neuropsicólogos juegan un papel fundamental, se realiza un diagnóstico preciso y se inicia un programa de tratamiento conductual individualizado, en donde la familia es una pieza clave en el tratamiento, porque conforma el entorno directo del paciente. El objetivo del plan de tratamiento siempre es lograr una funcionalidad afectiva y social óptima.
Bibliografía
- «Cognición social en daño cerebral adquirido: relación con la conciencia de enfermedad y con la alteración de la conducta». Tesis doctoral. Belén Moliner Muñoz
- Tirapu Ustárroz J, Antonio J. Neuropsicología de la corteza prefrontal y las funciones ejecutivas [Internet]. Neuroanatomía y neuroimagen de la corteza prefrontal y las funciones ejecutivas. 2012.
- American Psychiatric Association (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (5th ed.).