El síndrome del empujador fue descrito por primera vez en 1985 por Patricia Davies que observó una serie de características especiales en algunos pacientes con hemiparesia.
En general, los pacientes con hemiparesia tienen tendencia a perder el control postural y caer hacia el lado afecto cuando están sentados o de pie. De modo que, para evitar la caída se intentan “agarrar” o sujetar” con las extremidades del lado sano. Por el contrario, los pacientes que tienen síndrome del empujador, en vez de agarrarse, realizan un empuje con el brazo y la pierna sana en el sentido del lado afecto, pierden el equilibrio y tienden a caer hacia el lado de la hemiparesia. Además, muestran una resistencia activa cuando otra persona trata de corregir su postura hacia una posición vertical.
En cuanto a su frecuencia de aparición, en un estudio de Pedersen en 1996 en pacientes con ictus agudo y hemiparesia encontraron que un 10,4% eran empujadores. En estudios posteriores (Santos-Pontelli 2011) se describió este síndrome no sólo en pacientes con ictus sino también en otros con traumatismos craneoencefálicos y tumores cerebrales.
En un principio se relacionó el síndrome con las lesiones del hemisferio cerebral derecho, en pacientes con heminegligencia (Mesulam 1999 y Karnath 2003). Pero se observó también en pacientes con lesión cerebral izquierda, y en estos casos, frecuentemente eran pacientes con afasia. En un estudio2 con 327 pacientes con ictus se observó que el síndrome del empujador se daba con la misma frecuencia en lesiones cerebrales izquierdas (47%) que derechas (53%). En la actualidad sabemos que el síndrome del empujador está muy relacionado con la heminegligencia en los casos de lesión derecha y con la afasia en casos de lesión izquierda, pero ni la heminegligencia ni la afasia son la causa del síndrome. En estudios con resonancia magnética funcional se observaron pacientes con hemiparesia con y sin síndrome del empujador y se comprobó que aquellos empujadores tenían en común la lesión de la parte posterolateral del tálamo (Karnath 2001).
En estudios de Karnath y colaboradores se observó que estos pacientes son capaces de corregir su postura con una referencia visual pero que, en ausencia de ésta, es decir, con ojos cerrados, tienen una percepción de la línea media corporal alterada. De modo que el problema principal de estos pacientes es la pérdida de representación interna del cuerpo (esquema corporal) y la orientación espacial por una alteración en la integración sensorial.
Es fundamental que los terapeutas, familiares y cuidadores entiendan que se trata de un problema principalmente sensorial. De modo que es muy importante proporcionar al paciente el tiempo necesario y las indicaciones para que sea capaz de reconocer su postura. En la terapia habrá que proporcionarle las informaciones sensoriales apropiadas para que sea capaz de reorganizar su representación interna y su orientación espacial. Es decir, es necesario un trabajo coordinado entre todo el equipo terapéutico y los cuidadores y familiares para ofrecer al paciente un marco apropiado para la correcta integración sensorial multimodal.
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