Como podéis leer en otros posts de nuestro blog, “El juego como herramienta terapéutica» y «Desarrollo y evolución del niño a través del juego«, el juego tiene un papel muy importante en el desarrollo del niño. Jugando el niño alcanza los objetivos propuestos y consigue aprendizajes significativos en habilidades motoras, cognitivas, sociales y emocionales, al mismo tiempo en el que se divierte.
En rehabilitación debemos ver el juego como un medio terapéutico en el que las dificultades se trabajan de una manera indirecta y los niños disfrutan realizando actividades que les motivan y animan.
En Logopedia se están llevando a cabo nuevas técnicas de rehabilitación no invasivas, como el vendaje neuromuscular y la electroestimulación, que están aportando grandes beneficios en nuestros pacientes. Para poderlas aplicar se necesita que el paciente colabore y participe en el tratamiento, nunca debemos forzar dicha aplicación. En los niños, este tratamiento se complica ya que son más reacios a dejarse hacer, ya sea por miedo o por alteración de la conducta. Especialmente en esos casos, la rehabilitación ha de convertirse en un juego, casi siempre simbólico, entre el terapeuta y el niño.
Vendaje neuromuscular
El vendaje neuromuscular, como vimos en el post “Aplicación del vendaje neuromuscular en logopedia» es una técnica complementaria al tratamiento miofuncional tradicional que favorece la función muscular y circulatoria. Para poderla aplicar a los niños, introducimos el vendaje como disfraz. Hay que tener en cuenta las características individuales de cada uno y realizar un tratamiento personalizado. Por ejemplo, podemos utilizar el vendaje en el músculo orbicular de los labios para favorecer el cierre y la protrusión labial como si fuéramos piratas o princesas. Otro ejemplo es usarlo para disminuir el tono de los músculos masticadores en caso de bruxismo y podemos jugar a maquillarnos y peinarnos.
Electroestimulación
Como hemos dicho, otra de las nuevas técnicas que se están llevando a cabo en Logopedia es la electroestimulación tanto en las parálisis o paresias faciales como en la disfagia, de la cuál hablamos en el post «Electroestimulación en disfagia«. La aplicación de este tratamiento en niños es más complejo, ya que cada persona tiene un nivel de sensibilidad diferente y no podemos predecir con exactitud la intensidad de la corriente. Para ello, el terapeuta puede colocarse un canal y el otro el niño. Con esta técnica simulamos hacernos cosquillas entre nosotros, mejorando con ello el tono y la fuerza de las estructuras orofaciales, así como la función y sensibilidad de toda la zona afecta.
Por tanto, a partir del juego conseguimos una interacción favorable y afectuosa con los niños y, así, alcanzamos los objetivos propuestos.
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