“Si observamos a un bebé de alrededor de 7 meses es posible que no escuchemos alguna palabra reconocible, pero si preguntamos a sus padres si su bebé se comunica, su respuesta será afirmativa“.
Si hay una habilidad que caracteriza al ser humano, es su capacidad para comunicarse. En este post hablaremos sobre el desarrollo de las habilidades comunicativas –lingüísticas y no lingüísticas- necesarias para el posterior desarrollo del lenguaje.
Los prerrequisitos del lenguaje
El lenguaje es la capacidad de comunicación o transmisión de información mediante signos arbitrarios, sonidos verbales o gestos manuales, que tienen un significado y además se combinan siguiendo unas reglas determinadas; de ahí que el lenguaje sea una capacidad humana. El modelo natural de adquisición del lenguaje se forma gracias a diferentes componentes que se relacionan entre sí mediante los prerrequisitos del lenguaje. Estos que son un conjunto de estrategias no conscientes que ayudan al bebé en la formación del que será, su posterior lenguaje.
Principales prerrequisitos del lenguaje en el bebé
Los prerrequisitos del lenguaje más importantes son los siguientes:
- Respuestas perceptivo-atencionales: durante su desarrollo, el bebé manifiesta diferentes respuestas que nos indican que atiende y percibe lo que ocurre a su alrededor. Por ejemplo, el bebé es capaz de volverse al oir una voz familiar y atender visual o auditivamente de forma sostenida algún estímulo.
- Imitación temprana: otra herramienta muy útil en el desarrollo de la interacción comunicativa del bebé es la imitación, ya sea a través de gestos o sonidos. Por ejemplo, hay gestos afectivos como la sonrisa. Ésta se convierte en un intercambio comunicativo y social entre los padres y sus hijos.
- Intencionalidad: el bebé, de forma consciente, quiere comunicarse con el adulto para satisfacer algo que necesita. En las primeras etapas las conductas del bebé suele ser innatas, como el llanto; pero gracias a la intencionalidad, ese llanto puede ser usado como una herramienta para el bebé.
- Acción-Reacción: los bebés son capaces de realizar acciones dirigidas a objetos y personas, utilizan a sus padres para conseguir una meta. La acción-reacción se suele desarrollar junto con la intencionalidad, puesto que ambas están relacionadas. Por ejemplo, el bebé aprende que si tiene hambre y llora, entonces su padre o madre le dará de comer; por lo que llorará cada vez que quiera comida.
Son muchos los factores que intervienen en el desarrollo lingüístico del niño. No obstante hemos recogido algunos de los principales prerrequisitos del lenguaje que ayudan en el posterior desarrollo comunicativo del bebé. No hay que olvidar que el desarrollo y la habilidad lingüística/comunicativa depende, además, de las características individuales –biológicas y psicológicas– y contextuales –sociales– de cada persona.
Área de logopedia del Servicio de Neurorrehabilitación de Vithas Hospital VITHAS Sevilla.
Bibliografía:
- Juárez, A. Y Monfort, M. (2001). Estimulación del lenguaje oral. Madrid: Santillana.
- Sonia, M. (2008). Los inicios de la comunicación y el lenguaje. Psicología del desarrollo: desde el nacimiento a la primera infancia. (pp.129-157). Madrid: Mcgraw Hill Interamericana de España.
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