La Mirada de Llorenç: la recuperación de Ainhoa de un cavernoma cerebeloso

Ainhoa (Valencia, 1992), apasionada de la enseñanza de los más pequeños, como también de las fallas, se despertó con un intenso dolor de cabeza que conllevó a intervenirla por un cavernoma cerebeloso.

Cuando ingresó en el Hospital Vithas VITHAS Valencia al Mar, se dio cuenta de que aquella chica independiente se había convertido en poco menos que un bebé que necesitaba volver a aprenderlo todo. Con constancia y con la ayuda de terapeutas y su familia, ha superado su etapa rehabilitadora con ilusión y ganas de vivir; desde desfilar de nuevo en la Ofrenda hasta lograr un trabajo en una empresa de logística, aunque sueña con poder retomar su anterior profesión, maestra de infantil, algún día.

La recuperación de Ainhoa de un cavernoma cerebeloso

¿Qué tipo de trabajo o estudios desempeñabas antes de tu accidente cerebral? ¿Tenías aficiones y proyectos de futuro?

Yo era tutora de un aula de 1 a 2 años en un Centro de Educación Infantil. Poseía el título y las ganas necesarias para desempeñar este puesto. A día de hoy también, y aún siendo niños tan pequeños, ello me aportaba muchas más cosas de las que nadie pueda imaginar. En la actualidad, continúo con mi afición por los niños/as pequeños/as, pero, como buena valenciana, también con la afición por las fallas.

Durante todo el tiempo que he estado convaleciente, tenía en mente poder desfilar en la Ofrenda a la Virgen de los Desamparados, por pasión y también a modo de agradecimiento. Y así fue. Y es que no podía dejar que algo me impidiera realizar este acto que tantísimas emociones me despierta, la Ofrenda y las fallas en general. Imagino que todo esto es de herencia, y es que mi madre, la cual no está con nosotros desde hace años, también era de esta comisión. De hecho, toda mi familia materna está muy involucrada en este ambiente. Tanto es así que en 2012 decidí ser Fallera Mayor de esta comisión, mi comisión de toda la vida y la que me ha visto crecer, la Falla Tres Forques-Cuenca. Actualmente pertenezco a otra comisión, pero mi corazón fallero está dividido en dos.

¿Qué sucedió cuando sufriste el daño cerebral?

El martes 3 de mayo de 2016 me acosté sin siquiera imaginar que esa noche iba a cambiar mi vida de manera drástica. A medianoche desperté con un fuerte dolor en la parte posterior de la cabeza y a partir de ahí sólo recuerdo cómo mi cuerpo se volvía loco en cuestión de minutos. Mi padre me dijo que me tomara alguna pastilla para aliviar el dolor, pero ante mi negativa y tras ver que el dolor era muy intenso, avisó al servicio de emergencias (112). He de decir que no intervinieron de manera rápida porque se imaginaban cualquier cosa menos lo que realmente me estaba ocurriendo. Al cabo de horas, mi vida estaba ya en otras manos. En coma y preparándome para ser intervenida por una gran hemorragia interna producida por un cavernoma cerebeloso.

El ingreso en el Hospital Vithas VITHAS Valencia al Mar

¿Dónde te ingresaron y cuándo te despertaste?

Fui intervenida en Urgencias en el Hospital General de Valencia. Allí estuve en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) cerca de un mes, hasta que desperté y me subieron a planta, en una habitación de aislamiento, donde solo podía entrar a verme la gente más cercana, con bata, guantes, mascarilla… y todo tipo de protección para que yo no cogiera más infecciones de las que podía tener. Estuve aproximadamente unas semanas de falsas ilusiones. Ilusiones en las que me decían que me iban a trasladar de centro para iniciar cuanto antes la neurorrehabilitación. Pero al final del proceso nunca podía ser posible. Finalmente, llegó el día 20 de junio e ingresé en el Servicio de Neurorrehabilitación en el Hospital Vithas VITHAS Valencia al Mar.

¿Conocías el Hospital Vithas VITHAS Valencia al Mar? ¿Qué tiene de especial este centro multidisciplinar destinado a pacientes de daño cerebral?

No lo conocía, ni siquiera había oído hasta entonces hablar de él, pero cuando mi familia hablaba de los centros que había de rehabilitación especializada en daño cerebral adquirido, lo planteaban como uno de los mejores, y querían que continuara mi rehabilitación en ese centro fuera como fuere.

La rehabilitación, el inicio del camino

Cuando empezaste tu rehabilitación, ¿eras consciente de tu situación real?

Realmente no comprendía lo que estaba sucediendo. Yo sólo sabía lo que veía. Que estaba en una silla postural, que no podía hacer ningún tipo de traslado, que todo lo que tomaba tenía que tener un alto contenido en proteínas, ya que había perdido mucho peso y mucho músculo, que continuaba sondada después de algo más de dos meses, que tenía disfagia, un problema relacionado con los alimentos y bebidas que me impedía comer y beber líquidos…

Esa chica de 23 años había pasado de ser una persona independiente, con un trabajo y una vida normal, a ser totalmente dependiente de su padre, que tenía que limpiarle la cara por las mañanas, como si volviera de repente a tener que criar y enseñar a un bebé. Tenía miedo, rabia, incertidumbre, inseguridad… Pero poco a poco veía que mi recuperación iba avanzando y que tanto mi esfuerzo como el de los profesionales iban dando sus frutos.

¿Qué tipo de terapia hacías en IRENEA – Servicio de Neurorrehabilitación?

En fisioterapia hacía ejercicios para mejorar mi movilidad, caminaba, trabajaba la postura y el equilibrio. Los especialistas en logopedia me rehabilitaban el habla, la vocalización, la respiración y la ingestión de líquidos y sólidos. Cuando trabajaba terapia cognitiva me ayudaban a desarrollar capacidades que supusieran mayor esfuerzo de la motricidad fina. En terapia ocupacional hacía mis tareas y me ayudaban a ejecutarlas y responder a ellas de forma más rápida. Por último, en psicología todas mis dudas e inquietudes se disipaban y me apoyaban a afrontarlas mejor.

Familia, amigos y compañeros de rehabilitación

¿Te sentiste apoyada por tu familia y tus amigos?

He de reconocer que, aunque esto haya sido un bache en mi vida, me ha servido para darme cuenta de lo querida que soy para mi familia y mis amigos; para todo mi entorno en general. No me han dejado nunca sola, o estar de bajón. Siempre he estado con alguien, ya sea cuidándome o simplemente haciéndome compañía. En los momentos que he tenido alguna duda o alguna falta de seguridad en mí misma, han sabido qué decirme y cómo levantarme el ánimo. Solían decirme que estaba siendo muy valiente y luchadora, que lo que estaba consiguiendo era muy difícil, sobre todo en tan poco tiempo, pero lo que no sabían es que era gracias a su esfuerzo por motivarme.

Los domingos era el día en que mi padre aprovechaba la mañana para sus cosas, mientras me llevaban mis tíos a dar una vuelta. Digo “me llevaban” porque entonces yo iba en la silla de ruedas y ellos me sacaban a pasear por el paseo de la playa durante la mañana. Ahí era cuando mis tíos hablaban conmigo y me hacían sincerarme. Yo les contaba mis avances o a lo que me estaba dedicando esa semana y ellos me daban sus consejos para mejorar en esa actividad.

¿Cuándo te dieron el alta en el Hospital Vithas VITHAS Valencia al Mar? ¿Continúas en contacto con tus compañeros/as ex pacientes y tus rehabilitadores?

Lo cierto es que me siento muy unida al Hospital Vithas VITHAS Valencia al Mar. He pasado de no conocerlo a sentir la necesidad de estar en continuo contacto con ellos, incluso después de que me dieran el alta total en marzo de 2017. Han hecho que mi vida pueda seguir avanzando con normalidad y yo les estaré inmensamente agradecida siempre. Me acogieron en un estado complicado y en el que no podía hacer nada por mí misma, y a día de hoy, gracias a todo su esfuerzo y dedicación, estoy llevando una vida prácticamente normal (conduciendo, trabajando, etc.).

Respecto al resto de compañeros que he tenido, logramos hacer un pequeño grupo entre los que solemos mantener el contacto, y también guardo una relación muy especial con una madre y su hijo, que no son de Valencia y no me sentía bien sabiendo que yo podía tener el lujo de tener visitas todos o casi todos los días de familiares o amigos, y ellos no. Al final acabaron siendo parte de mi familia, y todo aquel que venía a verme, venía a verlos a ellos. Incluso algunas veces se venían a pasar el día con mi familia. De hecho, seguimos manteniendo el contacto, y en cada visita a Valencia mi casa es una parada obligatoria.

¿Qué les dirías a los pacientes que están en pleno proceso rehabilitador?

Siento que puedo contarles y entender de primera mano lo que están pasando y qué pueden encontrarse tanto ahora como en el futuro. Debo avanzarles que solamente pueden decidir ellos actuar de una forma u otra, ofreciendo una imagen de guerrero y luchador o todo lo contrario.

Recuperando la vida normal

¿Cuándo surgió la posibilidad de poder trabajar tras tu etapa rehabilitadora?

Cuando me dieron el alta médica tenía que volver lo antes posible a mi vida y a mis actividades diarias. Es por ello que, desde el Hospital Vithas VITHAS Valencia al Mar y alguna otra asociación, me ayudaron activamente a buscar trabajo y encontrarlo pronto. He de decir que aunque no me disguste, el trabajo que actualmente realizo –MLV (Modular Logística Valenciana)- no se parece al que ejercía. Mientras que antes era responsable de niños pequeños, ahora lo soy de mercancía destinada a la fabricación de una conocida marca de coches. A favor de este trabajo me está aportando nuevos conocimientos. Además me está ayudando a crear mis propias estrategias para mejorar día a día aspectos como el equilibrio, la memoria o diferentes asuntos relacionados con la cognición y resolución de problemas.

 

¿Estás plenamente recuperada o existen secuelas tras tu accidente? ¿Cómo te desenvuelves en tu actual trabajo?

Si dijera que no tengo secuelas mentiría, pero aprendes a convivir con las cosas que no puedes hacer, o que no puedes hacerlas como te gustaría o como las hubieras hecho antes. Hoy en día continúo con pequeñas secuelas en el habla, con problemas de memoria, con ansiedad por querer hacer cosas a la velocidad con la que las habría hecho antes… Pero todo esto son pequeñas secuelas con las que se debe empezar una nueva etapa y continuar viviendo siendo consciente de tus limitaciones actuales.

¿Crees que las empresas públicas o privadas están apostando por incluir a personas con diversidad funcional?

Actualmente hay multitud de CEE (Centro Especial de Empleo) y empresas públicas y privadas que contratan a un porcentaje de gente con algún tipo de discapacidad, siempre y cuando ésta le permita desarrollar el trabajo sin problemas.

¿Has descubierto algún estímulo nuevo?

Como ya he dicho, he cambiado de trabajo, aunque no por mi voluntad. El accidente cerebral me ha creado una serie de miedos que me impiden hacer algunas de las cosas que solía hacer de manera cotidiana, entre ellas el hecho de practicar deporte de manera continua. Sobre todo ha creado sin motivo un miedo en mi interior que va de la mano de mis estudios y mi trabajo, pero no me cabe duda de que la solución a esto será el tiempo, que me está preparando y dejando ver poco a poco que el momento de retomar mi profesión anterior puede llegar cualquier día.

Conclusiones

¿Te has parado a pensar cómo entraste por primera vez al Hospital Vithas VITHAS Valencia al Mar y lo que has conseguido hasta el momento?

Cuando echo la vista atrás me resulta increíble y fascinante ver todo lo que he conseguido con ayuda de los que se han cruzado en mi recuperación: celadores, limpiadoras, enfermeras, médicos, fisioterapeutas, logopedas, psicóloga, terapeutas de todo tipo, y por supuesto también el neurocirujano, que se atrevió a intervenirme de urgencia aún sabiendo la situación en la que me encontraba. La verdad es que cuando pienso en mi recuperación, sólo puedo agradecer a todas estas personas todo el esfuerzo, porque tanto cuando entré al Hospital General de Valencia como cuando entramos por primera vez al Hospital Vithas VITHAS Valencia al Mar, nos han hecho sentir como si estuviéramos en nuestra casa. Nos han ayudado y escuchado en todo momento que lo hemos precisado, y sobre todo le han dado a mi padre todas las herramientas necesarias para sobrellevar este proceso sin derrumbarse ni dejar que lo hiciera yo.

Como punto final, he de agradecer una y mil veces a mi padre que, aunque en la vida diaria tenemos nuestros más y nuestros menos como todo el mundo, me ha aguantado durante mucho tiempo y ha demostrado a todo el mundo que yo he sido una gran luchadora, pero porque he aprendido de él.

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