Daño cerebral adquirido por cáncer en el cerebro: tumor cerebral

Es tumor cerebral es una de las principales causas del daño cerebral adquirido. Un tumor es una alteración en un tejido del organismo que provoca un agrandamiento anormal de una de sus partes (neoplasia), ignorando las señales programadas de regulación del crecimiento tisular.
Podríamos decir que es como si ese tejido dejara de “hacer caso” a las señales reguladoras de crecimiento normal y natural, y empezara a crecer sin control y sin sentido. Cuando hablamos de tumor cerebral podríamos decir que recoge a los procesos neoplásicos que tienen su origen en la cavidad craneal y a los cánceres metastásicos (1), a las metástasis.
Los tumores serán benignos o malignos dependiendo de su mayor o menor grado de crecimiento y de la forma más o menos controlada en la que lo hagan. Los tumores cerebrales suelen ser en su mayoría metástasis. Así, hasta un 15% de los tumores que aparecen en otras partes del cuerpo, como el pulmón, el páncreas, el colon, se manifestarán a nivel neurológico en forma de metástasis cerebral. El cáncer que más frecuentemente lo hace es el de pulmón.

Tumor cerebral, benigno o maligno

Si atendemos a la clasificación de benignos y malignos, tendremos en cuenta que los benignos no son cancerosos y que se encuentran típicamente encapsulados, no se diseminan y se encuentran en una región concreta. Dependiendo de su tamaño y localización, conllevarán una peligrosidad determinada. Así, algunos tumores benignos no dan sintomatología clínica, mientras que otros, debido a su localización y tamaño, ocasionan crisis epilépticas, déficits motores, oculares o logopédicos, o bien sintomatología neuropsicológica (alteraciones atencionales, en la memoria, alteraciones de conducta, etc).
Por otro lado, los tumores cerebrales malignos sólo representan el 1% del total de cánceres cerebrales, siendo en el 80% de los casos el astrocitoma y el glioblastoma. El resto de tumores serán benignos. El más frecuente es el meningioma, que representa hasta el 25% del total, y suelen asentar en la fosa encefálica posterior (2,3).

Y después del diagnóstico, ¿qué?

Una vez diagnosticado el tumor cerebral, el servicio de Oncología responsable determinará el tipo de tratamiento a seguir. Estaríamos hablando de tratamiento quirúrgico, radioterápico o quimioterápico. Las secuelas derivadas a nivel funcional dependerán de la zona en donde asiente el tumor y de lo grande que haya sido. Así, podrán provocar alteraciones motoras (hemiparesias, tetraparesias) o sensitivas (déficits de sensibilidad o percepción alterada de las sensaciones), alteraciones cognitivas y de conducta, y alteraciones logopédicas (en el lenguaje y la deglución). Todas ellas se traducirán en alteraciones que afectarán a la funcionalidad del paciente y le harán más o menos dependiente de otras personas.
En el Servicio de Neurorrehabilitación de los Hospitales Vithas diagnosticamos estas secuelas derivadas, en su gravedad y estadío, y las tratamos de manera integral y multidisciplinar. El objetivo es devolverle a la persona la mayor funcionalidad posible y dotarlo de una mayor autonomía.
BIBLIOGRAFÍA:

  1. Schiffer D. Brain tumor pathology: Current diagnostic hotspots and pitfalls. Brain Tumor Pathology: Current Diagnostic Hotspots and Pitfalls. 2006. 1–272 p.
  2. Gavrilovic IT, Posner JB. Brain metastases: Epidemiology and pathophysiology. Vol. 75, Journal of Neuro-Oncology. 2005. p. 5–14.
  3. Bondy ML, Scheurer ME, Malmer B, Barnholtz-Sloan JS, Davis FG, Il’yasova D, et al. Brain tumor epidemiology: Consensus from the Brain Tumor Epidemiology Consortium. Vol. 113, Cancer. 2008. p. 1953–68.

 

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